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Fuertes críticas republicanas a la anterior Administración, a la que se acusa de haber abierto "las puertas al comunismo"

Los primeros discursos pronunciados en la Convención Nacional Republicana, que se inauguró el pasado lunes en Dallas (Tejas) con un claro protagonismo femenino, han supuesto duros ataques a la Administración demócrata Carter-Mondale, a la que la tesorera de Estados Unidos, Katherine Ortega, llegó a acusar de haber dejado abiertas "las puertas al comunismo". Durante la noche de hoy, los 2.225 delegados, llegados de todos los Estados de la Unión, designarán por aclamación al actual presidente, Ronald Reagan, y al vicepresidente, George Bush, como candidatos oficiales a la reelección el próximo 6 de noviembre.

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Con evocaciones a la humillación sufrida por Estados Unidos en Irán y con recuerdos de lo que se califica como debilidad del presidente James Carter, "que dejó abiertas las puertas al comunismo desde Afganistán hasta nuestro hemisferio", Katherine Ortega, tesorera de Estados Unidos, cuya firma aparece en los billetes de curso legal, pronunció el discurso de apertura de una convención marcada por un conservadurismo exacerbado.En la misma línea que Ortega, política republicana de origen hispano, continuó Jeane Kirkpatrick, embajadora de EE UU ante las Naciones Unidas, en una segunda parte de la jornada del lunes, en la que las mujeres republicanas tuvieron un papel preponderante, como réplica a la decisión del candidato demócrata, Walter Mondale, de escoger a Geraldine Ferraro -actualmente en apuros por sus declaraciones fiscales- como primera mujer aspirante al cargo de vicepresidente de EE UU.

La línea maestra de los primeros oradores de la convención ha sido recordar a la opinión pública estadounidense el relativo caos con que terminó la presidencia de James Carter, de la que Walter Mondale era el vicepresidente. Caos en lo económico y, también, en materia de relaciones exteriores.

"Hoy la política exterior es básica para la seguridad, la libertad, la prosperidad e incluso la supervivencia de Estados Unidos", dijo Kirkpatrick, una de las principales consejeras de Ronald Reagan en temas de relaciones exteriores y ex miembro del Partido Demócrata. Kirkpatrick argumentó que los demócratas, en su reciente convención nacional, en San Francisco, no aportaron respuestas a lo que podría ocurrir en Europa si los norteamericanos se retirasen, o qué pasaría en África si Europa cayera bajo la dominación soviética, o en Asia si Filipinas o Japón se plegaran a la influencia de Moscú, o en México si Centroamérica pasara a ser un satélite de la URSS.

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Aceptar el 'desafío'

Tales posibilidades, dejadas un tanto abiertas a causa de la debilidad de la ex Administración Carter-Mondale, sólo comenzó a ser corregida con la elección, en noviembre de 1980, de Ronald Reagan, "que puso fin a un período de retirada y declive" para EE UU, según el análisis de Kirkpatrick.

Para ésta, es evidente que, en tres años y medio de Administración Reagan, el presidente de Estados Unidos ha aceptado el desafío logrando "la restauración de la economía y la restauración de nuestro potencial militar". "Liberó al pueblo de Granada del terror y la tiranía", continuó Kirkpatrick; "con la OTAN instaló misiles para defender las ciudades europeas; previno la expulsión de Israel de las Naciones Unidas, y desarrolló nuevas formas flexibles de cooperación internacional".

Kirkpatrick consideró que "cuando los dictadores marxistas toman el poder en Centroamérica, en San Francisco los demócratas no critican a las guerrillas o a sus aliados soviéticos, sino a las políticas que aplica Estados Unidos desde hace 100 años".

Interrumpida varias veces por los aplausos, Kirkpatrick concluyó que el pueblo de Estados Unidos sabe bien que Reagan no es la causa "de la dictadura marxista en Nicaragua", "de la represión en Polonia", de las "nuevas ofensivas brutales en Afganistán", "la suerte de Andrei Sajarov y Elena Bonner", o de la "estalinización de la Unión Soviética". Por todo ello, el pueblo estadounidense "rechazará" las posiciones de los demócratas definidas en San Francisco y "volverá a enviar a Ronald Reagan a la Casa Blanca".

La dura alocución de la embajadora en la ONU ilustró, en definitiva, los puntos presentados en materia de política exterior en la plataforma, o programa del partido, que la convención aprobó ayer.

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