La Bolsa, a la espera de otro descenso de los tipos de interés
No les va a resultar nada fácil a los mercados de valores mantener la actual situación, a menos que algún acontecimiento venga en su ayuda. Por el momento, el ayúdate a ti mismo parece ser lo que se ha encontrado más a mano para intentar pasar el bache creado por la última realización de beneficios. Al tiempo, el dinero se muestra muy tímido, pero siempre presente y al acecho de las posibilidades que podría traer consigo el superar el ya cercano máximo anual del índice general. El mercado catalán parece haber descubierto esas posibilidades. Y, una vez superada la cota conseguida el pasado día 6, se encuentra disparado apoyándose en los sectores industriales, ya que tampoco allí bancos y eléctricas se muestran muy capaces de reaccionar.Los corros eléctricos, haciéndose eco de los pronósticos que predecían un predominio de la indefinición para la mañana de ayer, necesitaron de algunas ayudas para poder aguantar el chaparrón vendedor que se les venía encima. En algunos casos se hubo de recurrir a posturas más drásticas que la simple ayuda ante la insistencia que mostraban los vendedores. Como casi siempre, los esfuerzos de los cuidadores se vieron compensados y el cierre de los corros resultó más templado de lo que en principio cabía suponer. Recuperaciones como la de Iberduero o subidas como la de FECSA eran algo difícilmente imaginable en los primeros momentos.
Parece evidente que una nueva recuperación de la tendencia al alza de estos valores tendrá que apoyarse en algo así como un nuevo descenso de los tipos de interés más o menos previsible. La cotización del dólar, a punto de alcanzar su cambio máximo, no favorece a estos valores, y tampoco hay que olvidar que el recorte de la factura de las corporaciones locales no ha llegado en buen momento. Los valores eléctricos acusan bastante cansancio y el dinero se muestra más precavido de lo que sería deseable.
Si en algo están de acuerdo los inversionistas, es en no mantener su dinero ocioso y por ello, mientras se aclara el panorama eléctrico, se han vuelto hacia los valores industriales, provocando una serie de alzas que no parecen tener más justificación que sus buenos deseos e Intenciones. Constructoras, químicas y siderúrgicas vuelven a gozar de la atención de la inversión a corto plazo, que también parece haber alcanzado a Telefónica. Algunos de los valores de estos grupos se dedicaron a consolidar las posiciones de la jornada anterior. Algo así hacía El Águila, ante la sorpresa general, al tiempo que la otra compañía cervecera empieza a recordar demasiado en sus evoluciones a su compañera de grupo.
El sector bancario se mantiene a la rueda de lo que sucede en el mercado, aunque las cifras que últimamente se vienen manejando entre estos valores recomiendan más un asilo que las pequeñas alegrías que se vienen concediendo a sí mismos. Ninguno de los componentes del selecto grupo de los siete presentaba, en el mercado madrileño, un saldo superior a los 6.000 títulos, y sin embargo, se registraron avances hasta de cuatro duros. Obtener un buen cambio medio ante una concesión de bonos o, simplemente, no perder el tren, son algunos de los escasos argumentos que pueden servir de soporte a estas alturas. Al final, y parece que de eso se trata, el invento se mantiene en pie y vuelve a quedar tan impreciso como empezó la sesión.
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