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Seis dragaminas británicos y franceses toman parte en la limpieza de minas en el mar Rojo

El tráfico de barcos civiles ha disminuido ligeramente en el canal de Suez y el mar Rojo, pero el de navíos de guerra está en pleno auge, porque seis dragaminas de las marinas del Reino Unido y Francia cruzaron sus aguas en las últimas 24 horas y empezaron ayer mismo a operar en el golfo de Suez en busca de las misteriosas cargas explosivas que desde hace casi tres semanas han dañado ya a 16 buques, en su mayoría petroleros. Ayer se registraron dos nuevas explosiones, una de las cuales afectó a una barco soviético, que sufrió daños menores, según informaron naves noruegas que se encuentran en la zona.

Los cuatro dragaminas británicos y los dos franceses -acompañados estos últimos por un buque de apoyo- se sumaron al barco norteamericano oceanográfico Harkness, a los seis navíos egipcios y a las lanchas patrulleras noryemeníes que rastreán la zona desde principios de mes. A partir de mañana esta flota será reforzada por cuatro helicópteros norteamericanos.Otros dos dragaminas franceses se incorporarán a finales de mes a la expedición, en la que también podría participar Italia.

Pero probablemente ni Italia ni, desde luego, Francia se integrarán en el Comité de Coordinación recién creado para dirigir la operación de limpieza, que, temen algunos círculos gubernamentales en París, podría ser interpretada como una extensión hacia Oriente Próximo de los límites de actuación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a lo que Francia se opone.

Escaldada por la fallida experiencia de la fuerza multinacional destacada en Beirut hasta el més de febrero -compuesta por contingentes militares norteamericanos, franceses, italianos y britanicos-, Francia le ha esforzado también ahora por diferenciarse sobre el terreno de sus aliadgs occidentales, enviando a sus. dos primeros dragaminas a operar cerca de las costas de Arabia Saudí, bajo el pretexto de que este país cursó su petición de ayuda con anterioridad a Egipto.

Los Gobiernos occidentales parecen satisfechos de que sus marinas de guerra tengan ahora la oportunidad de adquirir una experiencia única en quitar minas.

La lección de Suez y el mar Rojo, señalaban fuentes castrenses, podrá ser muy útil si Irán cumple su amenaza de cerrar, mediante la colocación de cargas explosivas, el estrecho de Ormuz, por donde transita el 60% del petróleo que consume Europa.

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