La elipse
5 domingo
Ahora es a propósito de los jueces y esa decisión de que algunos profesionales lleguen a tal categoría jurídica sin oposición, mediante el "reconocido prestigio". La ultra/infra/derecha ya ha puesto el grito en el cielo del Palacio de Justicia, que es un cielo artesonado, porque la ultra/infra derecha cree ciegamente en las oposiciones, como en un rito, como en una purificación, como en una inmersión en las aguas turbias de los textos -inmersión que dura toda la juventud de un hombre- Las oposiciones, sistema pedagógico y selectivo nefasto -cuando el cuarentañismo/cuatrocentismo se las llamaba "la otra fiesta nacional"-, tienen, o tenían, aparte el valor formativo para el eterno opositante (habituación de la memoria a lo repetitivo, sin licencia para el estudio crítico de los textos: la memoria repetitiva fue uno de los soportes intelectuales del absolutismo), un valor moral. Hacer unas oposiciones era como hacer unos ejercicios espirituales que duraban toda la juventud, ya está dicho. Hacer unos cursillos de cristiandad que duraban lo que duraba el hombre, ya que luego venía el posthombre alopécido y miope, destinado a un punto pedáneo de la Administración, para ser infinitamente feliz con su gentil esposa/novia, que pronto se transformaba en una fuerza local viva y gorda, con esa facilidad que tienen las mujeres para dejar de ser gentiles. El opositor era un ser despolitizado, lo cual ya suponía una comodidad para el Régimen. El opositor era un ser desexuado, lo cual ya suponía una tranquilidad para la Iglesia. El opositor era un joven sin juventud, y ya se sabe que la juventud debiera estar prohibida por decreto, pues es una permanente provocación a los que no somos jóvenes. El PSOE/Gobierno, en su atolondramiento juvenil o globo, no ha contado con el valor moral y cristiano de las oposiciones y va a nombrar jueces "por prestigio", como antes quiso nombrar catedráticos, por prestigio. Pero España, chicos, no se rige por el prestigio, sino por el prodigio. (Véase "niño prodigio").
7 martes
Chica, locuaz estatua, lingote del verano; muchacha, escultura par, ruda y no terminada; niña, nardo violento, cruzado de caballo: cuánto y qué tarde llegas, novia de las pianolas, cuánto y qué peso de astro, virgen de los estíos, nombre de jardín árabe, piel de casida loca, flor de la judería canalla y madrileña. Chica, veraz sonata, lumbre de los agostos.
9 jueves
Elías Yanes, arzobispo de Zaragoza, acaba de afirmar que los católicos unidos sólo civilmente "no pueden ser admitidos al sacramento de la eucaristía mientras no regulen su situación". Ésta es una actitud tradicional de la Iglesia española que trata de regular y burocratizar el cielo. En estos tiempos de catolicismo interior, en que cualquiera puede bendecir un cacho de pan, se supone que un hombre y una mujer católicos, cuando han decidido unirse libremente, han sacralizado su unión en el cielo y en la tierra, en las religiones y las mitologías. Si la Iglesia no se hubiese obstinado (oficialmente) en vivir fuera del mundo, conocería ya el amor que, según el Alighieri, mueve el sol y la tierra y los demás planetas. El amor, queramos o no, es un sacramento natural de la especie, al que lo sacramental sólo da forma, pero no contenido. Elías Yanes, con la inmensa autoridad teológica que le da eso de ser arzobispo de Zaragoza, puede negar la eucaristía a los católicos no sacramentados, como tal arzobispo, pero ignora, como hombre, que la eucaristía de los cuerpos, que "el cuerpo del amor" (Norman Brown) es una manera de comulgar con el universo. No hago aquí anticiericalismo fácil, sino, al hilo del cristianismo, glosa y apología del amor, verdad enorme y delicada que la Iglesia ignora o burocratiza. Les cuesta ponerse al día.
11 sábado
Buero Vallejo ha escrito/estrenado una comedia, lo cual siempre es de celebrar en autor tan renuente. Ha estrenado en San Sebastián, según es costumbre del teatro, actualmente. No, San Sebastián, sino cualquier sitio que no sea Madrid, para ir rodando la cosa. Claro que la estucia no sirve de nada, porque el público de Madrid siempre es otro y responde de otra forma. Sobre todo ese público estrenista que va a un estreno como al entierro de un amigo, que suele ser el autor. La función se llama Diálogo secreto y no sabemos de qué va. Me parece que hace dos temporadas que Buero no estrenaba. Veamos el reparto: Lola Cardona es una actriz fundamentalmente dramática. Carlos Lemos, también. Ismael Merlo, a su edad, otro tanto. Dirige la: obra Gustavo Pérez Puig, director formado en el TEU y que tiene fama de promocionar el teatro de derechas. Pero si hemos llegado de verdad a un "pacto social", siquiera sea en la cultura, Pérez. Puig puede penetrarse de la filosofía de Buero. (El que no a a penetrarse, obviamente, de nada que no esté penetrado, es Buero). Buero Vallejo, ojeras, bigotillo y pipa, más la legendaria chaqueta de cuadros, que no compromete a nada, fue el autor antifranquista por excelencia/antonomasia. Es lógico,. entonces, que sea aquél a quien más le ha costado adaptarse al postfranquismo. Se vació generosamente en una causa, en un teatro "periodístico" (aunque él no guste personalmente del articulismo hay muchos "artículos" dialogados en todas sus obras). Lo más diabólico del dictador es que puede acomodarnos inversamente a su dictadura. Un autor como Buero, hoy, no puede limitarse a la crónica teatral de la transición: Testigos en la noche. Sobre todo, teniendo en cuenta que, después de él, no ha venido absolutamente nadie (y no hablo de personas, sino de géneros innovadores dentro del género). Buero, como toda la izquierda histórica, tiene que brirse a lo abierto. Quizá en esta función.
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