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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reorganización militar

EL REAL decreto de reorganización militar del territorio nacional para el Ejército de Tierra, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado día 1 de agosto, supondrá la reforma de la división territorial vigente desde 1939. El Estado Mayor del Ejército ha trabajado en los estudios encaminados a la reorganización desde 1979 y, a partir del verano de 1982, ya se anunció oficiosamente que el nuevo mapa para el Ejército de Tierra estaba prácticamente concluido, como una de las partes fundamentales del plan de Modernización del Ejército de Tierra (META). A partir de octubre de 1982, el acceso de los socialistas al Gobierno hizo suponer a muchos que el nuevo Ejecutivo, para poner en marcha las amplias reformas previstas, trataría de materializar cuanto antes los proyectos que el Gobierno saliente ya tenía en avanzada fase de estudio. Sin embargo, han transcurrido casi dos años para que el Consejo de Ministros dé luz verde a este proyecto que prácticamente no contiene variación alguna respecto al existente en 1982.La nueva estructura de la fuerza terrestre -variada en octubre de 1982 para lograr un Ejército operativo y flexible-, la disminución de las brigadas operativas -14 en lugar de 25-, el diferente despliegue de éstas -sobre todo, el refuerzo de la zona del Sur-, la prevista disminución de efectivos -150.000 soldados en lugar de 210.00, y 35.000 profesionales frente a los 41.000 actuales-, el diferente concepto de una logística más funcional económica -se crearán mandos logísticos regionales descentralizados-, las actuales necesidades estratégicas -de mayor integración en el mundo occidental- y la creación de un verdadero Ejército para la defensa nacional -eliminando sus competencias frente a la amenaza interior- eran los principales proyectos que hacían necesaria, dentro del programa general de modernización, una reorganización militar del territorio. Ni en esta legislatura ni en la anterior,.nigún grupo político üon representación parlamentaria puso objeción alguna al proyecto de reducir a seis las actuales nueve regiones militares.

Los mandos de la División de Coordinación y Planes del Ejército, encargada del estudio de este tipo de cuestiones, también se mostraron de acuerdo desde el inicio en la realización del proyecto. Por estas razones, no aparecen o no han sido explicadas las causas que han originado el retraso evidente en la aprobación de la reorganización. El único colectivo que mostró sus reticencias y suspicacias fue el de un nutrido grupo de generales que, con los proyectos anunciados, veían disminuir drásticamente sus posibilidades de acceder al máximo empleo de la carrera militar. El proceso de amortización de vacantes ya se inició el pasado año, y, en la actualidad, el director de Enseñanza del Ejército, los jefes de la actual IX Región Militar (Granada) y de Baleares y los mandos de Personal y de Apoyo Logístico, entre otros, ya no son tenientes generales, sino generales de división.

El ministro de Defensa, Narcís Serra, ha insistido en numerosas ocasiones en que realizará la modernización del Ejército con prudencia, y el ex jefe del Estado Mayor del Ejército teniente general Ramón Ascanio también prometió en la Pascua Militar de este año gradualidad y prudencia" en el proceso de reforma. Gradualidad y prudencia parecen haber sido los conceptos que presidieron la elaboración del proyecto de ley de Plantillas, que fija un plazo de seis años para reducir de 41.000 a 35.000 el número de profesionales en el Ejército, y gradualidad y prudencia han sido también los elementos que han determinado el hecho de que el Ejecutivo se fije ahora un plazo de tres años para reducir de nueve a seis el número de regiones militares. Ambos plazos han sido considerados excesivos incluso por amplios grupos militares.

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Para justificar el amplio plazo en la reorganización territorial, el Gobierno1a empleado oficialmente unos argumentos confusos que no aclaran el verdadero motivo del retraso y abren todo tipo de especulaciones sobre la cuestión. En la exposición de motivos del real decreto de reorganización se dice que "esta reestructuración y los múltiples y complejos factores condicionantes y determinantes que en ella inciden requieren un proceso de adaptación". También se dice que en la implantación de las nuevas regiones presidirá "el criterio de progresividad sobre el de simultaneidad". Es éste un concepto en el que, a lo largo de los últimos meses, han insistido en numerosas ocasiones altos mandos del Ejército, con el fin de evitar que una reducción simultánea de las capitanías y unidades a desaparecer suponga una drástica reducción de mandos en pocos meses.

El hecho de que la reorganización militar del territorio se haya iniciado por real decreto, y no por ley debatida en las Cortes" está basado en el contenido de la ley orgánica de la Defensa que, en su artículo 32, redactado en la reforma aprobada en diciembre del pasado año, se indica que compete al Gobierno efectuar la reorganización, "de lo que se dará cuenta a las Cortes". La oposición tampoco se mostró muy contraria a esta fórmula en los correspondientes debates en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, y al ser aprobada la citada ley orgánica con ese texto, no se ha celebrado debate público alguno sobre tan importante cuestión. Por este motivo, tampoco ha sido discutida públicamente en ningún momento la elección de las sedes de las nuevas regiones. Las fuertes polémicas entre Barcelona y Zaragoza -por la capitalidad de la Región Militar Pirenaica Oriental-, Sevilla y Granada -por la capitalidad de la Región Militar Sur- y La Coruña y Valladolid -por la capitalidad de la Región Militar Noroeste- se han resuelto por real decreto, sin discución parlamentaria alguna,

Pese a estos aspectos que pueden ser criticables en la reorganización, resulta evidente que la nueva estructura territorial, unida al previsto despliegue de las 14 brigadas operativas, es más racional que la actual, sobre todo porque responde a criterios más acordes con el concepto de defensa nacional, al margen de toda referencia implícita a la amenaza interior. En este contexto se enmarcan el reforzamiento de la zonas del Sur y Levante -frente a la hipotética amenaza procedente del sur- de África- y el alejamiento de unidades en los alrededores de Madrid -una de las dos brigadas de la División Acorazada será trasladada de Madrid a Badajoz.

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