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España entra en la elite de la microelectrónica

La innovación que no cesa

El desarrollo y la innovación de nuevos chips, cada vez más potentes y veloces, mantiene. una aceleración vertiginosa. No obstante, las tecnologías alternativas que se manejan hoy día, tales como el arsénico de gallo, la tecnología Josephson y los modernísimos chips orgánicos, no supondrán el eclipse durante los próximos años de la tecnología tradicional basada en el silicio.En esencia, un chip es un pequeño rectángulo de silicio de unos cinco milímetros de lado y un espesor inferior al milímetro, en cuyo seno se encuentra un circuito electrónico que aloja a múltiples transistores. En un principio, en el lejano-cercano 1971, el primer circuito integrado contenía 100 componentes. Hoy día alberga un millón, y se prevé que para finales de la década se consigan chips con una densidad de 10 millones.

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La guerra de los 'chips'

Existen dos grandes clases de chips: los microproces adores (o chips lógicos) y los chips de memoria. Aunque las. técnicas de integración que permiten producir ambos componentes sean prácticamente idénticas, las dos clases de chips son funcionalmente muy diferentes, ya que una contiene un procesador y la otra una memoria central. Desde un punto de vista tecnológico, evidentemente, no existen razones para no integrar en un mismo chip un procesador y una memoria, pero, no obstante, razones industriales indican que ambos componentes mantendrán en el futuro sus caminos y desarrollos independientes.

En cada generación, mientras que los microprocesadores doblan su potencia, los chips de memoria la cuadruplican. En los dos casos se trata de la multiplicación de un determinado número de bits, 0 y 1, que constituye su característica esencial. En los "croprocesadores se intenta ampliar la longitud de palabra con que es capaz de trabajar el procesador. Originalmente, dicha longitud fue de cuatro bits, para pasar sucesivamente a los ocho, a los 16 y -tal como reflejan los nuevos microordenadores, fiel exponente de esta carrera- en estos momentos se está produciendo el salto a los 32 bits, lo que permitirá la utilización de sistemas operativos y programas de aplicación mucho más sofisticados y completos.

En lo referente a los procesadores de memoria, hace ahora 13 años que una compañía americana diseñó el primer chip con una capacidad de 1 K, es decir, 1.024 unidades de 0 a 1, base de la información tratada por un ordenador. Por supuesto, este primer modelo está hoy día absolutamente superado, y ha dado lugar a un nuevo chip de 4 K -asimismo agonizante-, que ha cedido su puesto a otro componente capaz de albergar 16 K de información en su interior. Este chip, rey del mercado en 1982, ha perdido ostensiblemente su liderazgo en 1983 en favor de un nuevo modelo, de 64 K, desarrollado en 1981. Actualmente comienzan a aparecer los primeros chips de memoria capaces de almacenar 256 K de información.

Paralelamente, los esfuerzos tecnológicos también se centran en la miniaturización de los chips, terreno en el que todavía no se ha llegado al límite. Las grandes empresas fabricantes del sector esperan que la inclusión de varios centenares de chips en una única oblea de silicio u otro material semiconductor eliminarán los defectos de soldadura, evitarán los retardos causados por los cables que unen entre sí los chips y reducirá espectacularmente el tamaño de los ordenadores.

Lógicamente, esta carrera tecnológica ha motivado una sensible reducción en el precio de la memoria, aportando unos costos que han hecho posible la aparición de potentes -pero económicos- ordenadores personales. Pero también el enfebrecido ritmo de desarrollo, la rápida obsolescencia tecnológica de los distintos chips, unido a los enormes gastos de investigación y desarrollo necesarios para mantenerse en este competitivo mercado, han motivado que, pese a sus importantes ventas, las compañías productoras de componentes atraviesen por dificultades económicas y de financiación. Muestra de ello, y de latendencia general en el mercado, podría ser el acuerdo entre IBM e Intel firmado a finales de 1982. En virtud del mismo, IBM compró el 12% de Intel por aproximadamente 250 millones de dólares. De esta forma, Intel obtiene la financiación que necesitaba desesperadamente para mantenerse en la cabeza tecnológica e IBM se asegura el suministro de los chips de la compañía, vitales para la creación de sus ordenadores. Un matrimonio al que quizá sigan otros.

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