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CATALUÑA

Dos reclusos de la cárcel de la Trinidad mueren asfixiados en un violento motín de 27 presos

Dos presos del centro de reclusión de jóvenes de la Trinidad, de Barcelona, resultaron muertos ayer por asfixia durante un motín. La protesta, la segunda en lo que va de mes, fue provocada por los 27 internos del sexto módulo para conseguir que otros siete presos, dos de ellos homosexuales, fueran alojados en su misma dependencia.

Los amotinados se aislaron con una barricada de colchones, pero un preso les prendió fuego y el humo causó la muerte por asfixia de Rafael Escamilla Lara y José Pérez España. Un tercer interno, Rafael Víboras León, también sufrió asfixia pero salvó la vida.Todo comenzó a las 21 horas del viernes. Los 27 presos del módulo -en la cárcel están recluidos un centenar- comenzaron a autolesionarse practicándose cortes en los antebrazos como medida de presión para que el director permitiera que otros siete internos, dos de ellos homosexuales, fueran trasladados a aquel departamento.

Una nota oficial de la dirección del centro explicaba que al comprobarse las autolesiones "se procedió a ofrecerles asistencia médica, negándose los reclusos a recibirla, manteniendo su postura y oponiéndose a volver a sus celdas". Mientras los funcionarios trataban de convencerles, algunos de los amotinados impedían, esgrimiendo objetos punzantes, que éstos se acercaran. Los presos se atrincheraron en el interior del módulo, bloqueando la puerta con camas, somieres y colchonetas.

El director del centro, Santiago Redondo, llamó a la policía, que no pudo acceder al interior del módulo, por lo que fue reclamada la presencia de los bomberos para abrir una brecha en la pared. Al oír los primeros golpes y adivinar la maniobra de la dirección, los presos prendieron fuego a la barricada de objetos, y allí comenzó el drama. Los bomberos abrieron un boquete, pero una intensísima nube de humo evitó la entrada de los policías.

Los bomberos actuaron de nuevo, intentando apagar las llamas y abriendo un nuevo agujero, éste en el piso superior, para intentar dar salida al humo producido por la combustión de los colchones de espuma.

Pasaron todavía varios minutos hasta que los policías lograron penetrar en la sala y evacuar a los internos. Algunos agentes resultaron afectados por el humo y tuvieron que ser asistidos. Cuando la situación comenzó a normalizarse se encontró en estado inconsciente, en el interior de una celda, al interno Rafael Escamilla Lara, de 19 años. El facultativo del centro no tardó en dictaminar su defunción. Fueron evacuados al hospital Clínico los presos Rafael Víboras y José Pérez España, quien no superó los efectos de la asfixia y falleció.

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