Mari Carmen, en el centro de todos los hechos
Examinando más de cerca los hechos, Mari Carmen -30 años, madre de tres niños, y cuyo esposo no convive habitualmente con la familia- aparece siempre en el centro de los mismos. Ella es quien encuentra la nota, cuya caligrafía se compara con la de todos los maestros. En su casa bebió el pequeño Alejandro la coca-cola envenenada, y Mari Trini, el vaso de leche también envenenado. Desde su casa, no utilizada, pero suya al fin, partió la agresión a la casa de su colega José Antonio Plaza. Ella fue la que recibió por teléfono las únicas amenazas en las que la voz del amenazante era masculina; cuando se trataba de amenazas con voz femenina, las recibieron otros maestros o llegaron a la tienda de la plaza, la tienda de Maruchi". Cuando las torturas, ningún vecino oyó la radio, cuyo volumen fue subido, según Mari Carmen, para que no se oyeran sus gritos. La Guardia Civil teme hallarse ante un caso de doble personalidad, ante un doctor Jekyll capaz de convertirse en un mister Hyde capaz no sólo de intentar prender fuego a la casa de un colega, sino también de envenenar a dos críos y de quemarse brutalmente las manos en aceite hirviendo.
Tanto Mari Carmen como los otros ocho maestros, están protegidos y vigilados por la Guardia Civil, que también custodia el centro escolar. A ocho de los maestros se les han realizado pruebas grafológicas para comparar su letra con la del autor del anónimo del GAM (¿Grupo Anti-Maestros?). Falta Mari Carmen, cuyas manos quemadas impiden que se realice el examen. Cuando se le curen y pueda compararse su letra con la del anónimo, podrá tener solución el caso. O quizá antes.
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