John N. Turner,

recién estrenado primer ministro canadiense, en sucesión de Pierre Elliot Trudeau, parece que quiere iniciar su andadura gubernamental con renovado ímpetu. El pasado jueves, Turner, que estaba haciendo campaña para las elecciones del próximo 4 de septiembre, fue visto dándole un cariñoso azote en las posaderas a la copresidenta de su equipo electoral, Lisa St. Martin Tremblay, durante un acto en la ciudad de Montreal. Los grupos feministas de la localidad se han puesto como no digan dueñas ante forma tan machista de dar los buenos días a las señoras, sin que mitigara su indignación la comprensiva actitud adoptada por la homenajeada, quien, por aquello de la solidaridad política, ha atribuido la confianza a "una mera forma de saludo propia de los anglófonos". La señora Tremblay, que es de lengua francesa, parecía decir al disculpar al primer ministro de la mano fácil que los anglófonos son como niños. Por su parte, Turner, decidido a poner las cosas en su sitio, lo ha arreglado diciendo que "él es un político táctil, habituado a relacionarse con la gente de una manera muy humana". Su deseo, añadió, "es el de llegar al pueblo y de que el pueblo llegue hasta mí".