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Saraiva de Carvalho, el héroe de la Revolución de Abril, lleva ya un mes en prisión

Otelo Saraiva de Carvalho, el estratega militar de la revolución portuguesa de 1974, acusado de ser uno de los dirigentes de la organización clandestina Fuerzas Populares 25 de Abril (FP-25), cumple mañana un mes de detención en el fuerte de Caxias, donde ha sido visitado por nuestra corresponsal.

El lunes y el martes, Otelo Saraiva de Carvalho fue interrogado por primera vez por el juez encargado de la instrucción del proceso a las FP-25, y desde hace una semana puede recibir las visitas de parientes, amigos y compañeros de armas.Como cualquier militar portugués en servicio activo, Saraiva no puede hacer declaraciones a la Prensa. A pesar de estas limitaciones, que acata disciplinadamente, se muestra visiblemente satisfecho de recibir visitas. La presencia, detrás de una de las paredes de cristal del locutorio, de dos funcionarios aparentemente ocupados en leer el periódico, no permite que la conversación se aleje de los temas triviales, aunque no impide que el encuentro se desarrolle con animación e incluso con buen humor.

Viste el uniforme del Ejército portugués, que usó pocas veces en público desde los tiempos de la revolución de los claveles, cuando era el todopoderoso comandante del Copcon (Comando Operacional del Continente) y tenía bajo sus órdenes a todas las unidades militares del país para las misiones de defensa del nuevo régimen.

Los pasados 10 años han hecho poca mella en su aspecto físico: el pelo, que era gris, es ahora completamente cano, pero el rostro, los ojos, la sonrisa, han conservado su aspecto juvenil y un poco ingenuo. Nunca negó que le hubiera gustado ser actor, y no se sabría decir si en estos momentos no está representando un nuevo papel, el de víctima de un tremendo error judicial mientras espera, con paciencia, que las cosas se aclaren y se pruebe su inocencia.

Está aparentemente tranquilo: duerme y come bien, hace gimnasia para mantenerse en forma, pero confiesa que este mes de aislamiento total le ha parecido largo. Está mejor ahora que puede recibir parientes y amigos, y fuera de las horas de las visitas mata el tiempo escribiendo y leyendo. Sobre su mesa se encuentra A terceira vaga, traducción portuguesa de la obra de Alvin Töffler.

El único momento en que no consigue disimular un punto de inquietud es cuando invoca el precedente de la detención de Isabel do Carmo y Carlos Antunes, los ex dirigentes del Partido Revolucionario del Proletariado, ahora en libertad, después de cuatro años de prisión preventiva. ¿Estará evocando la perspectiva de una larga temporada tras las rejas?

La vida en la prisión no ha sido alterada por la presencia de este preso de excepción. Las normas y reglamentos, que son la base de la disciplina castrense, se cumplen rigurosamente: aquí, el más popular de los capitanes de abril es apenas un teniente coronel que tiene problemas pendientes con la justicia civil, pero conserva hasta el posible juicio todas sus prerrogativas: en la ausencia del coronel que dirige el establecimiento, es a Otelo Saraiva de Carvalho, como oficial de más alta graduación, a quien debe presentarse el jefe de día después del relevo.

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