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La Seguridad Social francesa tuvo un superávit de 13.000 millones de francos en 1983

Casi coincidiendo en el tiempo con la crisis de Gobierno que ha llevado a Laurent Fabius a sustituir a Pierre Mauroy como primer ministro, algunos índices macroeconómicos permiten pensar que se está operando en Francia un leve viraje positivo en la coyuntura francesa. Uno de los agujeros más negros de la economía del país, el tradicional déficit de la Seguridad Social, arroja un balance excedentario consolidado por lo que se refiere a 1983, y se preven más de 13.000 millones de francos (alrededor de 239.000 millones de pesetas) de superávit para finales de 1984.

En el primer trimestre de este año, la deuda exterior francesa ha frenado su progreso, según anunció el martes pasado el Ministerio de Finanzas. Al inicio de este mes de julio, ese endeudamiento ascendía a 466.000 millones de francos, lo que significa un aumento de 15.000 millones en los seis primeros meses del año. Los cálculos de la misma fuente aseguran que, al término de 1984, el crecimiento de la deuda exterior será inferior al 10%.Por su parte, los banqueros franceses estiman que empieza a vislumbrarse "una tímida reactivación" de la economía: ya el mes pasado, el Instituto Nacional de Estadística anunció que podía preverse un aumento del 12% de la inversión en el sector industrial. El hecho sorprendió porque, desde hace varios años, la baja de las inversiones ha sido de rigor.

Actualmente, la inflación se sitúa al nivel del 7,7% anual, lo que supone el mejor índice conseguido en este país desde que estalló la crisis económica en 1973. Todos los datos precedentes son consecuencia de la política de rigor que desde hace más de un año aplicaba el Gobierno que presidía Pierre Mauroy. Y el resultado de esa austeridad también lo es la mancha trágica de esa gestión de saneamiento: el paro, que alcanza los dos millones y medio de personas y que, de acuerdo con las previsiones, aún debiera progresar regularmente.

El milagro

La mayor sorpresa de estos días en el cuaderno de las cuentas del país ha sido"la Seguridad Social, que tradicionalmente es una hemorragia inquietante porque amenaza la cobertura social; ahora, como por magia, ofrece un balance positivo. Se ha confirmado el saldo favorable de 11.000 millones de francos de 1983, y se prevén 13.000 millones de superávit para finales de 1984. El ex ministro de Asuntos Sociales, Pierre Beregovoy, ha realizado el milagro, primero, aumentando los ingresos con impuestos o pagos excepcionales, como el 1% con el que participan todos los contribuyentes franceses y 20 francos de tanto fijo por día que debe cotizar cada enfermo en el hospital. Después, Beregovoy se centró en dos tareas que, coyunturalmente al menos, han dado resultados óptimos: mejora de la gestión de tesorería y un control estricto de los gastos de la salud. De los 600.000 millones de francos de presupuesto global de la Seguridad Social francesa, la cuarta parte la representan los gastos de la familia; otra cuarta parte, los de la vejez, y el 50% restante, los del seguro de enfermedad. Además de esta acción rigurosa, dicen los expertos que otro elemento ha jugado de manera determinante en el restablecimiento de las cuentas de la Seguridad Social: la baja de los gastos de salud, que el Gobierno aseguraba que se debe a su gestión, pero que la experiencia enseña que a veces esa baja se explica porque un año no ha habido epidemia de gripe; esto ya le ocurrió a la que fue ministra de la Salud, Simone Veil.

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