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El polémico gobernador civil de Cádiz abandona el cargo tras la crisis con Interior y su partido

Salvador Domínguez, Gobernador Civil de Cádiz, dejará su cargo por decisión del Consejo de Ministros de hoy o de la próxima semana, tras habérsele ofrecido el cambio por el Gobierno Civil de Salamanca dentro de la reestructuración de altos cargos que ha emprendido el Ministerio del Interior, y cuyo antecedente inmediato ha sido el nombramiento de Enrique Linde como gobernador de Granada. Estos hechos son el episodio final de la crisis de relaciones habidas entre Salvador Domínguez, hombre de polémica personalidad, y determinados sectores del ministerio y su propio partido.

Una fuente cercana al todavía gobernador de Cádiz confirmó ayer que el titular del Gobierno Civil abandonaría esa responsabilidad en esta semana o la próxima. Dentro de la reestructuración de gobernadores prevista por el ministerio del Interior, al de Cádiz se le propuso ayer por la mañana trasladarse a Salamanca, propuesta que, según la misma fuente, no fue aceptada por el titular. Esta negativa puede acelerar su destitución y alterar el esquema general que se había planteado en torno a los gobernadores para este verano.El nombramiento y estancia de Salvador Domínguez como Gobernador Civil de Cádiz ha estado envuelto en la polémica sobre su imagen. Su gestión al frente del Gobierno Civil ha estado marcada por la capacidad negociadora en importantes conflictos provinciales, como el del sector naval y el empleo comunitario, que, aunque no siempre se resolvieron, generalmente bajaron de tensión gracias a sus intervenciones. Pero también por su polémico estilo de vida, que contrasta con los hábitos hasta ahora comunes en los gobernadores civiles. Ya a las dos semanas de su toma de posesión y mientras se hallaba visitando la provincia, se publicaron varios reportajes sobre su vida privada su gestión en el PSOE malagueño y en la diputación de Málaga, de la que fue vicepresidente.

Estas informaciones, que se consideraron alentadas por medios críticos a él pero procedentes de su mismo partido, le afectaron de modo especial y vinieron a sumarse a la polémica en el seno del Ministerio del Interior. Salvador Domínguez estaba apoyado por Enrique Linde, director general y ex presidente de la diputación de Málaga, y Carlos Sanjuán, subsecretario de interior, ambos malagueños, quienes estaban respaldados por el vicepresidente Alfonso Guerra.

Con motivo de las dimisiones de Linde y Sanjuán, el cese de Domínguez se daba como hecho. A ello contribuyó el momento más débil de su andadura en el Gobierno Civil: los sucesos de Puerto Serrano. El 27 de diciembre de 1983 una sección de la guardia civil cargó violentamente, utilizando armas de fuego, contra un grupo de jornaleros que protestaban por la tardanza de envío de fondos para empleo comunitario, produciendo numerosos heridos. A uno de ellos hubo de extirparle un ojo.

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