Craxi pide la colaboración de las fuerzas democráticas para acabar con el tráfico de drogas
El presidente del Gobierno italiano, Bettino Craxi, clausuró este fin de semana el Congreso sobre Droga y Comunicación, organizado en Venecia por el ayuntamiento en colaboración con todas las fuerzas democráticas, con un vibrante discurso en el que advirtió sobre la posibilidad de imponer penas de cadena perpetua a los traficantes y alertó para que no se acabe haciendo con el problema de la droga lo mismo que se hizo antaño con el del terrorismo, es decir, "llegar con increíble retraso".
Craxi ha asegurado que está dispuesto a luchar contra esta nueva plaga de la sociedad, "no menos peligrosa que el terrorismo", con todos los medios a disposición de su Gobierno. Concretamente, "no endureciendo las penas contra las víctimas de la heroína", sino contra los traficantes de droga, llegando incluso, dijo Craxi, a la cadena perpetua.El presidente del Consejo fue muy escuchado porque, además, se refirió a una vivencia personal que le ha tocado dolorosamente muy de cerca.
Craxi habló, sin decir su nombre, de Antonio Canepa, el joven líder socialista de Génova que era toda una promesa para el partido y por quien tanto han hecho inútilmente el propio Craxi e incluso el presidente de la República, Sandro Pertini.
"Venía a contarme su drama. Yo le escuchaba. Le animaba siempre a salir de su túnel. A veces me decía que era muy duro pero que esperaba un día poder levantarse. Sin embargo, no hubo nada que hacer y, tras seis meses de lucha tremenda consigo mismo, falleció", contó Craxi conmovido.
El presidente del Gobierno piensa que si ha sido posible salir del túnel terrible del terrorismo, "con medidas dolorosas de emergencia que eliminaremos", dijo, "en cuanto no sean ya necesarias", lo mismo hay que hacer contra la droga.
Recetas para ganar la guerra
Según Craxi, se trata de una guerra que se puede ganar con la siguiente receta: con un despliegue importante de fuerzas, con una coordinación inteligente de dichas fuerzas y con una toma de conciencia seria a nivel nacional. Y, más concretamente, potenciando el número de comunidades terapéuticas, reestructurando el servicio público a favor de los drogadictos y coordinando las experiencias públicas y privadas."Es determinante sobre todo", dijo Craxi, "la capacidad de entender, de estudiar, de mantener una relación dinámica e inteligente con el mundo de la toxicodependencia".
Y añadió el jefe del Gobierno: "Se trata de una situación que exige la más amplia intervención del Estado". Terminó diciendo que si no se encuentra una solución urgente, "ninguna inteligencia, ninguna abnegación podrá resolver el problema".
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