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CIENCIA

La Agencia Espacial Europea pretende con sus nuevos proyectos hacer permanente su presencia en el espacio de cara al año 2000

La Agencia Espacial Europea (AEE) se replanteó la pasada semana, por segunda vez desde su fundación, su futuro para enfrentarse al desafío espacial del año 2000. Después de que los jefes de Estado y de Gobierno de los diez mostraran durante la reciente cumbre de Fontainebleau su voluntad política de hacer avanzar la Comunidad Económica Europea, la Europa espacial acaba de dar luz verde a un nuevo lanzador, un módulo orbital tripulado y un pequeño trasbordador espacial, entre otros proyecto. Asimismo, la AEE deberá decidir el próximo mes de octubre si acepta la invitación norteamericana de participar en el proyecto estadounidense de estación tripulada permanente.

El primer planteamiento de objetivos se realizó en 1973, y entre ellos se encontraba el desarrollo del Ariane, un lanzador pesado capaz de situar satélites en órbita, y el de un laboratorio espacial, el Spacelab, para su utilización a bordo del trasbordador norteamericano, objetivos que se han cumplido plenamente. Según Hubert Curien, presidente del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) francés, y que hasta el 27 de junio ha presidido el consejo de AEE, los nuevos objetivos ponen plazo a la presencia permanente en el espacio, es decir, prevén el desarrollo y puesta a punto de los medios, lanzadores, trasbordadores y estaciones espaciales que permitirán a Europa enviar hombres que vivan y trabajen durante largos períodos en órbita sobre la Tierra.

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La primera etapa de este desarrollo comenzó el pasado 14 de junio, cuando el Gobierno francés propuso a los Ejecutivos europeos el desarrollo de un motor de oxígeno e hidrógeno líquidos, que será el elemento esencial de los futuros superlanzadores Ariane 5- El 28 de junio, la AEE hizo suyo este programa y aceptó el presupuesto para el estudio previo de este motor, al tiempo que destinaba otra cantidad para el estudio de un módulo orbital, el Columbus, que será desarrollado conjuntamente por las sociedades aeroespaciales francesa e italiana.

En la década de los noventa

Dentro de algunos meses, los franceses propondrán la configuración definitiva del lanzador Ariane 5, cuyos primeros ensayos podrían realizarse en 1993, con la posibilidad de tener vehículos operativos para 1995. De forma paralela, los especialistas franceses van a preparar un informe técnico sobre el minitrasbordador Hermes, verdadero planeador supersónico de] tamaño de un avión Mirage 2000, que podrá transportar de 2 a 6 astronautas y hasta 4,5 toneladas de peso a órbitas bajas. El Hermes podrá efectuar sus primeros vuelos hacia 1998.Todos estos programas suponen una inversión muy cuantiosa, pero los especialistas creen, según señalaba recientemente la revista especializada francesa Air el Cosmos, que "para la industria espacial europea, que emplea actualmente 12.000 personas, estos programas representan la perspectiva de un volumen de negocios de 1.200 millones de francos (22.500 millones de pesetas) anuales a partir de 1990".

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