Un acuerdo de última hora evita el fracaso de la Conferencia Internacional de Medio Ambiente

Los asistentes a la Conferencia Internacional del Medio Ambiente lograron ayer, con apuros de última hora y retraso sobre el horario previsto, negociar una declaración final que señala su voluntad de reducir las emisiones de dióxido de sulfuro. La Conferencia, iniciada el lunes en Múnich (República Federal de Alemania), con la presencia de 30 países, concluyó ayer.

Los representantes de los países del Este y del Oeste se enfrentaron a la hora de formular un preámbulo a la declaración final. Los primeros exigían que incluyese una declaración sobre la paz, junto con la defensa del medio ambiente. Se opuso el representante de Estados Unidos, quien consideraba que la referencia pacifista se salía del marco de la Conferencia de Múnich.Tres países occidentales (Bélgica, Luxemburgo y Liechtenstein) se sumaron a los diez que el pasado mes de marzo, en Ottawa, se habían comprometido a reducir en un 30%, en los próximos 10 años, las emisiones de dióxido de carbono. Tres regímenes comunistas (la URSS, República Democrática Alemana y Bulgaria) aceptan también la reducción de un 30% en los próximos 10 años del dióxido de carbono que rebasa sus límites fronterizos. Este acuerdo, que recoge por ahora sólo la voluntad de llegar a esa reducción, se concretará en septiembre, dentro de la comisión económica de las Naciones Unidas para Europa.

Reunión Este-Oeste

Importantes países occidentales, como el Reino Unido y Estados Unidos, no están dispuestos a asumir en la práctica los compromisos concretos, lo que indigna sobre todo a Canadá, que padece la exportación del dióxido de carbono procedente de su vecino norteamericano. La Conferencia de Múnich supone, al menos, un princípio para afrontar internacionalmente el problema del medio ambiente.La conferencia estuvo al borde de la ruptura cuando los representantes del Este exigieron la alusión en el preámbulo al problema de la paz. Hubo una reunión de urgencia entre delegados de ambos bloques, que duró dos horas, y finalmente se llegó a una vaga declaración, que comienza señalando: "Teniendo en cuenta que la cooperación internacional en el campo del medio ambiente contribuye al fortalecimiento de la paz y la segurídad, tanto en Europa como en el resto del mundo, y que esto constituye un factor importante para la conservación de la paz...". La declaración permitió finalizar la conferencia, pero los resultados han dejado mucho que desear. Francia ha empezado a considerar el grave problema de la lluvia ácida, que pone en peligro los bosques, pero no quiere saber nada de los planes de la RFA de impulsar la elaboración de gasolina sin plomo y la instalatión de catalizadores para reducir las emisiones nocivas de los automóviles. Al Gobierno de Bonn se le acusa de no admitir la introducción de una limitación de velocidad en las autopistas de la RFA, lo que supondría una importante reducción de las emisiones que desde los tubos de escape destruyen los bosques.

El grupo parlamentario de los verdes alemanes criticó ayer duramente la Conferencia de Múnich: consideran totalmente insuficiente la reducción del dióxido de sulfuro en un 30%.