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El muro del Sáhara

Marruecos asegura controlar todo el territorio útil de la ex colonia española

Con 120.000 kilómetros controlados, todo el Sáhara útil y habitable, una población civil que se ha duplicado o triplicado si se contabilizan los militares, y un presupuesto de inversiones por habitante muy superior al del resto del país, Marruecos ha originado en el Sáhara una situación totalmente nueva y aparentemente irreversible. El Gobierno marroquí invitó la semana pasada a un grupo de periodistas a visitar durante tres días el nuevo y segundo muro defensivo construido por el Ejército, que incluye ahora a localidades como Anigala, Jdiria y Hawza, esta última considerada hasta hace poco por el Polisario como capital provisional de la República Arabe Saharaui Democrática. El nuevo muro tiene una longitud de 1.200 kilómetros y corre a unos 35 kilómetros al este de las localidades de Zag, al norte del río Draa, y frente a Tinduf, hacia Jdiria, Hawza, Anigala, Smara, Bucraa y Bojador. El puerto de Dajalak (ex Villa Cisneros), en el antiguo Río de Oro, está a su vez protegido por otro muro de 150 kilómetros de largo.Doce periodistas, entre ellos el corresponsal de EL PAÍS, recorrimos, acompañados de una plétora de funcionarios marroquíes, cerca de 2.000 kilómetros en los ya famosos Land Rover Santana y en helicóptero, en un viaje que no dejaba de tener su inquietante emoción, sobre todo, cuando los oficiales de las FAR nos daban a firmar un documento liberando al Ejército marroquí de toda responsabilidad "en caso de accidente de esta aeronave".

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"Cabeza de puente móvil"

La primera etapa del viaje nos llevó a Agadir, donde tiene su Estado Mayor el Ejército Sur marroquí, que manda el coronel mayor Abdelazis Bennani. Dividida en tres sectores operacionales, Ued Draa, Laiun y Dajalak, el Ejército Sur ha llevado la seguridad ya a los 120.000 kilómetros cuadrados del territorio habitados y útiles, del total de los 276.000 kilómetros cuadrados del antiguo Sáhara occidental.

El coronel mayor Bennani describe al muro marroquí como "cabeza de puente móvil destinada a avanzar permanentemente". Un helicóptero nos lleva de allí a Jdiria y Hawza, convertidas en pequeños montones de escombros, donde viven unas guarniciones marroquíes. El coronel Ahmed el Uali, al mando del sector de Laiun, explica que el nuevo muro, que inutiliza por completo al anterior de 1980, fue construido en tres semanas, del 19 de abril al 10 de mayo últimos.

"Marruecos ha ocupado estas localidades (Jdiria y Hawza) poruna cuestión de amor propio", nos había dicho el coronel mayor Bennani, "porque no podíamos permitir que el Polisario llevara allí a periodistas extranjeros y pretendiera que tenía allí la capital de un presunto territorio liberado".

El segundo día del periplo visitamos Aingala y el puesto fronterizo con Mauritania. Aquí no se trata de arena y piedras, sino de una auténtica muralla china, de dos a tres metros de ancha y cerca de dos metros de alta, hecha con pizarra sólida y consistente. La razón para ello, según el coronel El Uali, es que este muro está destinado a ser permanente.

El coronel KeJi, que manda el sector de Amgala, explicó que este muro fue iniciado en Bu Craa a finales de diciembre y completado a finales de enero. Su longitud es de 320 kilómetros y bordea toda la frontera mauritana, hasta Anigala. De allí sigue en línea recta hacia Smara, 100 kilómetros al Norte.

Durante la construcción de este segundo muro se produjeron importantes combates con el Polisario. En la zona de Amgala resultó muerto el inspector del Polisario Fretisa y herido el jefe de los blindados del Polisario, Ahmed el Battal. A lo largo de las operaciones, el Ejército marroquí capturó cinco tanques T-55 de fabricación checa, y el 6 de mayo, según el coronel Keji, fue destruida una batería de misiles SAM-6 a 30 kilómetros al sureste de Hawza.

Un ejército del Tercer Mundo

En todas estas operaciones los marroquíes, según sus datos oficiales, sufrieron 37 muertos y calculan las víctimas entre el Polisario en 250. Para los militares marroquíes, el Frente Polisario ha alcanzado ya la saturación en cuanto a armamento y afirman no poder imaginar en qué podría consistir una nueva escalada militar, ya que "poseen todo lo que puede tener un ejército del Tercer Mundo".

Los militares marroquíes calculan que el Polisario sólo cuenta ya con 2.500 a 3.000 combatientes auténticamente originarios del Sáhara occidental, y que la población civil del mismo origen que vive en los campos de Tinduf no supera las 17.000 personas. El coronel mayor Abdelazis Bennani rechaza categóricamente la posibilidad de que se pueda doblegar a Marruecos por motivos económicos. Según él, Marruecos no sólo controla los 120.000 kilómetros cuadrados citados, sino que puede controlar o destruir toda concentración enemiga en el territorio exterior al muro defensivo.

En definitiva, ocho años después de iniciado el conflicto del Sáhara, el desierto, antes relativamente poblado de nómadas, gacelas, cabras y camellos, se ha transformado en un verdadero erial. El nomadismo ha desaparecido casi por completo; los nómadas han sido forzados a la sedentarización, ya sea en Tinduf o Laiun (la antigua El Aiun).

Sólo queda fuera del muro marroquí una franja diagonal, hoy desértica y prácticamente inhabitable, que va desde los confines noroeste de la frontera mauritana hasta Tinduf. Se trata del tradicional recorrido nomádico de los ergueibats, el principal grupo que constituye el basamento humano del Polisario. Esa es la zona que durante un tiempo se pensó -probablemente se piensa aún hoy- que se podría ceder al Polisario en aras de un compromiso pactado sobre el futuro del territorio. Aunque Marruecos nunca ha admitido esta posibilidad, se ha proyectado en el Sáhara como si contara con ella.

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