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"No nos defraude, puede costarle caro"

El largo brazo del fisco llega cada vez más lejos

La función hace el órgano, y no cabe duda de que la, inveterada propensión de los españoles al fraude a la Hacienda pública está a punto de lograr unos servicios de inspección y represión del fraude cuya efectividad rozará dentro de muy poco tiempo la perfección de la obra maestra. Cada día va a resultar más dificil defraudar a Hacienda. De ello no cabe deducir que el español se vaya a mostrar cada día más dispuesto a bajar la guardia y confesarse sin tapujos ante el inspector fiscal. Por desgracia, son muchos los que piensan que aquí defrauda hasta el apuntador. "Es una cuestión de educación social, que tardará bastante en arraígar en nuestra sociedad", asegura Jaime Gaiteiro, director general de Inspección Financíera y Tributaria.En esta dinámica infernal, el español parece resignado a jugar año tras año a la ruleta rusa con Hacienda, a someterse a la lotería de ser inspeccionado y, dentro de poco, en cuanto se apruebe la nueva ley de represión del fraude fiscal, ir a dar con sus huesos en la cárcel.Del 1.150.000 declaraciones de la renta que se efectúan en la provincia de Madrid, cerca de 50.000 son inspeccionadas anualmente en sus distintos niveles, lo que viene a suponer que algo menos del 5% de los declarantes madrileños corren el riesgo de recibir la ingrata visita del inspector fiscal en casa. No conviene olvidar, sin embargo, que como las deudas fiscales prescriben a los 5 años, la inspección actúa sobre las declaraciones de los cuatro últimos años, lo que eleva en realidad la cifra de las chequeadas a 200.1000 anuales.

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¿Cuál es el camino que sigue una declaración de la renta una vez salida del puño y letra de¡ declarante? Se trata en realidad de un viaje más bien prosaico, que conduce directamente a las distintas delegaciones provinciales de Hacienda. Allí reciben un tratamiento diferenciado en algunas fases, según se trate de declaraciones positivas o a devolver y negativas. Las primeras, que se suelen ingresar mayoritariamente por caj as y bancos, son enviadas a informática, preparadas en lotes, para su grabación. La primera tarea consiste en efectuar las operaciones contables. El ordenador de la delegación tratará de cuadrar las cifras contabilizadas por cajas y bancos y las manifestadas por los propios declarantes.

Con las que tienen devolución, que llegan a las delegaciones en grandes sacas de Correos, la primera labor consiste en verificar si ,están completas o no, si figuran todos los documentos justificativos de las retenciones efectuadas. Las no completas son apartadas del rebaño, para recibir tratamiento independiente. Las completas se clasifican por primera vez este año por administraciones de Hacienda. Existen ya en Madrid nueve de estas administraciones, que serán 28 en diciembre. Muy pronto tendremos tantas administraciones de Hacienda, boutiques fiscales, como iglesias, casi una por barrio, aunque no tantas como sucursales bancarias. Se trata de dar a los contribuyentes todas las facilidades para su confesión anual con el fisco.

El paso siguiente consiste en su introdución en el ordenador. El ordenador es el gran enemigo del defraudador o el primer aliado de Hacienda, según se mire. Pero tampoco es para alarmar a aquellos que tengan su conciencia fiscal tranquila: el ordenador sólo actúa a impulsos de la información que previamente le es suministrada. "El tratamiento informático garantiza la objetividad e igualdad ante la ley de todos los contribuyentes, desde el más humilde a Felipe González", señala Rafael Sagrario, director del Centro de Proceso de Datos del Ministerio de Hacienda.

El primer tamiz

Una vez grabadas, las declaraciones deben pasar por unos programas, montados con determinados criterios, que ponen en evidencia toda una serie de errores e incorrecciones de primera mano. Sus propietarios son citados por la inspección para corregir tales defectos en una campaña rápida. Los listos tienen aquí que superar un primer tamiz, nada serio, por otra parte, con lo que vendrá después. Son, por ejemplo, los que se deducen por inversiones una cifra que no se corresponde con sus ingresos. En esta primera etapa no se comprueban los ingresos.

En Madrid, durante el pasado año, la inspección logró reducir en un 30% en esta primera y urgente revisión la cantidad global reclamada a Hacienda en concepto de devoluciones. Entran aquí las incongruencias económicas flagrantes. Según los inspectores de Hacienda, la española es una raza a la que se le ha olvidado sumar desde 1978 a esta parte, que suele confundirse a la hora de señalar su DNI, su domicilio y hasta su propio nombre. Son las pequeñas triquiñuelas que no consiguen burlar a la informática. Una vez subsanadas con el declarante estas anomalías, generalmente en la propia delegación de Hacienda, las declaraciones vuelven a circuito normal.

El siguiente paso con las dos clases de declaraciones -las positivas y las a devolver- es la liquidación paralela, liquidación que realiza el ordenador comprobando errores numéricos, de límites. Por ejemplo, este año el límite de inversión era del 30% de la base imponible. El que lo rebasa es delatado por el ordenador. Con la informática hemos topado. Con las positivas y las a devolver que, gracias al ordenador, se transforman en positivas, el declarante descubierto en falta recibirá la correspondiente notificación con nueva liquidación para que efectúe el ingreso en el plazo establecido. Con las a devolver, corregidas o no, se emiten los correspondientes talones con cargo al Banco de España.

Una vez procesada, la información es archivada en la Delegación de Hacienda correspondiente. Una copia de ese fichero magnético será enviada al Centro de Proceso de Datos. El CPD, situado en un discreto edificio de la madrileña calle de Condesa de Venadito, codo con codo con los cafés Monky, es el corazón informático de la inspección financiera y tributaria española. Todos tenemos allí nuestro buscano, nuestra ficha, y

No nos defraude, puede costarle caro

toda empresa encuentra allí su basoci. El que hizo un crucero y jamás pensó que el asunto llegara a oídos de Hacienda. El que se compró un coqueto apartamento en Almería y cómo imaginar que fueran a enterarse en Madrid. El que se operó en una costosa clínica privada. El que regaló un abrigo de finas pieles a la parte contraria. Y así sucesivamente. Todo está en el CPD o casi todo. Y cada año más y mejor dispuesto.Selección en el sótano

El último paso por este mundo de los impresos azules de la declaración de la renta consiste en su bajada a los sótanos de las delegaciones de Hacienda. Allí, en unas largas naves para no dormir, alumbradas con tubos de neón, descansan las declaraciones de los últimos cuatro años en un orden perfecto. Se acaba el proceso y viene lo bueno. Lo bueno de la selección de las declaraciones a investigar.

Los asalariados no deben echarse a temblar. "La declaración típica del señor con su sueldo, su piso y dos o tres cuentas corrientes se comprueba sin necesidad de llamarle, a través del control cruzado de sus datos fiscales", asegura Leopoldo López Aranda, delegado de Hacienda de Madrid. Los problemas para los salarios bajos y medios pueden venir por los excesivos gastos deducibles que se hayan computado o las deducciones improcedentes. "El problema gordo de la renta está en los empresarios y profesionales", afirma Jaime Gaiteiro.

La clave para controlar el fraude en esos colectivos está en la dificultad para conseguir información externa. Pero el brazo de Hacienda es cada vez más largo gracias a la Unidad Central de Ir formación, que actúa como francotirador al amparo del artículo 32 de la ley general Tributaria, confecionando sus temibles fichas de inspección, que van a parar al CPD, con detalles sobre la segunda residencia, el BMW, la estancia en la clínica de reposo: los signos externos. "Cada vez tenemos más y mejor información", advierte Rafael Sagrario, "y la inestimable colaboración de los buenos declarantes, empresas y profesionales, que arrastran con su buena declaraci5n a una cohorte de defraudadores". Son los milagros del control cruzado de ingresos y pagos. "Vamos a atacar fundamentalmente el lujo, el incumplimiento de ese impuesto, porque ahí hay dinero; vamos a atacar el tráfico de empresa, el ITE, y a algunos sectores que pueden ser fácilmente detectables, como peleteros, joyeros..." Palabra de inspector general de Inspección Financiera y Tributaria.

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