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Controlar a los poderosos

Grandes novedades se avecinan en el terreno de la inspección fiscal para los poderosos. Una orden ministeríal, ya redactada, va a regular la estructura de la inspección en tres niveles. Por un lado, los muy gordos, que estarán adscritos a la Oficina Nacional de Inspección. En esta categoría estarán incluidas las 300 mayores empresas del país. Cada una de estas empresas contará con su inspector, como cada ciudadano cuenta con su médico de cabecera.A continuación, los intermedios, donde, con la misma filosofía, se integrarán entre 3.000 y 4.000 empresas y particulares -las grandes fortunas-, con criterios cualitativos, adscritos a una inspección territorial, dentro del ámbito de las comunidades autónomas. Con estos dos grandes grupos quedarán perfectamente controladas las fuentes de más del 75% de los ingresos fiscales de Hacienda.

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En tercer y último lugar, la gran masa de contribuyentes, en relación personal con las Administraciones de Hacienda, y sobre los que se ejercerá una inspección selectiva.

El proceso, ya en marcha, y que durará hasta 1985, va afifiado de un profundo cambio en la filosofía de trabajo del cuerpo de inspectores, inspección que va a estar entendida "como una firma de auditoría, donde se va a funcionar en equipos, estando la carga de trabajo asignada al equipo y no de forma individual, como hasta ahora".

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