Las tensiones del corazón
Las contrariedades laborales y afectivas aceleran el caudal sanguíneo
La hipertensión es una enfermedad frecuente en la sociedad actual, que conlleva un desgaste profundo del corazón. Del 65% al 70% (le las muertes provocadas por la alta presión arterial se deben a un fallo cardíaco. El doctor Paul Shiffie afirma que los excesos favorecen la hipertensión, además de agravarla, y a los excesos de toda índole se debe la hipertensión de tipo funcional, que ataca principalmente a las personas; de temperamento nervioso o que se ven obligadas a realizar un fuerte trabajo intelectual.Asimismo, los excesos en la dieta (comer y beber demasiado) y los grandes sufrimientos morales y psíquicos (contrariedades, temores, ansiedades, etcétera) pueden originar una subida en la tensión arterial, que se mantiene en tanto no desaparezcan las preocupaciones.
Los síntomas característicos de la enfermedad son muy variados y se presentan con todas o parte de las alteraciones; suele haber calambres en manos y pies, sobre todo si se está mucho tiempo sin cambiar de postura. La cabeza tiende a doler por las mañanas al levantarse. A veces aparece tina especie de niebla alrededor de los ojos o manchitas muy diminutas semejantes a moscas que sobrevuelan sobre la vista, zumbido en los oídos, sopor, vértigo, etcétera.
Los medicamentos no suelen ser muy eficaces en la curación de la hipertensión y, además, pueden provocar multitud de secuelas (su uso debe quedar relegado al criterio médico). En general se recetan para disminuirla cuando la subida pone en peligro la vida del paciente, pero el mejor tratamiento consiste en recomendar al enfermo una vida sosegada, evitando los esfuerzos físicos e intelectuales, reposar siempre al terminar de comer y eliminar la sal y las grasas en la alimentación.
La medicina natural impone dietas exentas de carnes, pescados, bebidas alcohólicas o estimulantes y ciertas leguminosas: lentejas, garbanzos, judías, y recomienda en la alimentación diaria el yogur, el kefir, pequeñas cantidades de miel, algunos huevos, purés de verduras, caldos vegetales y verduras en general. Las grasas se recomiendan de tipo vegetal, almendras, nueces, avellanas, cocos, maníes, etcétera, con la única excepción de la mantequilla (es la única grasa no vegetal permitida en la dieta).
La fruta, al ser un alimento básicamente alcalino, se considera muy apropiada al favorecer la fluidificación de la sangre y limpiarla de impurezas; los limones, manzanas, mandarinas, naranjas, uvas, plátanos y peras son las más recomendables.
