Ziggy redivivo

Ziggy Stardust, máxima creación y lección primera del eterno David Bowie parece seguir teniendo vigencia; el popstar de plástico, protagonista del cabaré de nuestros días -el rock- se presenta como una de las alternativas más claras de cara a la adaptación al medio real por grupos musicales que comenzaron demasiado fuerte. Éste es el caso de los dublineses Virgin Prunes, formación de pop de vanguardia que une el espítiru complejo y lleno de tradiciones de la vieja Irlanda con los revulsivos escénicos dadaístas, dando como resultado un espectáculo que supone un purgativo para las complacencias del rock and roll establecido.Su espectáculo consiste en una ceremonia subversiva, llena de fantasía, locura, erotismo y convulsión, en la que se conjuran los absurdos de la vida cotidiana. Su música está basada en agrestes melodías en absoluto convencionales, interpretadas por Strongman, bajista, Dik, guitarra, y un batería que se hace llamar Mary D'Nellon. El aspecto vocal lo cubre, a modo de oficiante, Dave-Id Busarus, que vestido de forma equívoca y con el apoyo escenográfico de una pequeña mesa en la que hay una vela, una botella de vino y un paquete de cigarrillos revive viejas tragedias que eran patrimonio exclusivo de las artes teatrales.

Sus canciones tienen nombres extraños, Pagan love song, Sweet home under white clouds, Walls of Jerico, Caucasian Walk, Betrayal, etcétera. Son piezas revulsivas procedentes del lado oculto del rock, de su aspecto tribal.

Su destino es el de los grupos de culto tipo Bauhaus, porque -la historia del rock lo demuestra- no todos los grupos son llamados a ser fenómenos de masas.