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Sólo el corazon mantiene vivo a Berlinguer, que ha entrado en coma irreversible

Juan Arias

, Enrico Berlinguer va perdiendo gota a gota su vida en la sala de reanima ción del hospital Provincial de Padua, junto con otros cinco enfermos donde sigue siendo el centro de la atención de toda Italia. Sus médicos, el radiólogo Paolo Biondetti, dijeron ayer por la tarde que el secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI), que sufrió una hemorragia cerebral durante un mitin en Padua el pasado jueves, ha entrado en un coma irreversible, en el que la ciencia ya no puede ayudarle, y que así lo han comunicado a los familiares.

Le resiste sólo su corazón fuerte, añadieron los doctores. "Porque amó mucho", afirmó ayer la actriz Sandra Milo, que envió un telegrama en el que le decía: "Enrique, te mando un beso con amor. No te mueras, que te necesitamos". El electroencefalograma seguía aún revelando actividad eléctrica, la temperatura era normal y no se podía decir que el enfermo hubiese entrado en la fase de pura vida vegetativa. Pero los médicos hablaban de "empeoramiento", que es una palabra fatal a las 48 horas de una hemorragia cerebral que le invadió los cuatro ventrículos cerebrales. Y fue precisamente el importante ventrículo cuatro, que gobierna la respiración y las funciones cardiacas, el mas lesionado. Por eso ayer ya nadie hablaba de esperanzas. Y fue el anciano y popular presidente socialista, Sandro Pertini, que había pasado toda la noche en el hospital de Padua, quien reveló que no había nada que hacer cuando a las 11 de la mañana salió de la sala de reanimación con su pañuelo blanco en la mano, arrugado y empapado, tras haberle mandado con la misma mano un beso al líder comunista agonizante. . "Cuando murió su padre, Marío, senador socialista", comentó Pertini, "estuvieron presentes sólo otros dos socialistas: mi mujer y yo. Ahora, aquí estamos todos. Los partidos son siempre una cosa cruel, pero yo aquí veo mucha solidaridad". Y es esta explosión repentina de afecto y de respeto en toda Italia por un líder tan cualificado políticamente como Berlinguer lo que más está extrañando. Sobre todo porque del líder comunista nunca hablaba la gente; no era hombre de las revistas del corazón y los italianos respetaban de algún modo su deseo de anonimato. Pero ahora es como si de repente todos quisiesen decir lo que siempre habían pensado de él sin expresarlo en pú blico. ,Ayer, un escritor anticomunista como Giorgio Bocca, una de las plumas mas anticonformistas y polémicas de este país, escribió un editorial para L'Repubbica que a muchos les puso la carne de gallina: "Me gustó de Berlinguer", escribe, "lo que lo hacía incomprensible, anacrónico y quizá hasta ridículo en nuestra política contemporánea y en parte a sus mismo compañeros: la moralidad".Y un diario tan intelectual y tan serio como Il Manifesto, creado por un grupo de líderes comunis tas expulsado del partido- en el lejano 1969, afirmaba ayer: "Hoy sentimos que se nos muere algo fundamental, algo muy raro de encontrar, porque no está corrompido".

Testamento político

Mientras el líder comunista lu cha contra la muerte sin esperan zas en la sala de un hospital público, ya sus últimas palabras del mi tin de Padua empiezan a ser consi deradas y citadas como un testamento..Y al mismo tiempo se le estádando mucho relieve a las palabras pronunciadas por Bettino Craxi, líder socialista y presidente del Gobierno, que recibió en Londres la noticia de la tragedia.Craxi, que en los últimos tiempos ha mantenido una dura guerra -política contra el PCI, igual que éste contra el líder socialista, estaba diciendo el jueves: "No entiendo a Berlinguer, me son muy oscuras las razones que lo mueven". En ese momento le llamaron por teléfono. Volvió desencajado, y dijo: "Basta con las polémicas contra el partido comunista; ha sucedido una cosa gravisima que me llena de dolor: Berlinguer ha sido víctima de una grave hemorragia cerebral".Lo que no sabía aún Craxi era que las últimas palabras de Berlinguer fueron como una respuesta a su afirmación de que no le entendía. Precisamente el líder comunista, mientras la sombra dura de la muerte había empezado a agarrotar su cerebro, ya casi sin voz, les decía a los militantes de la plaza de la Fruta, en Padua: "Los comunistas italianos podrán tener mil defectos, pero nadie que sea honrado podrá negar su seriedad, su apego a la democracia, su empeño en la defensa de las instituciones...".

La gente se dio cuenta de que Berlinguer estaba mal y gritó: "Basta, que no siga". El líder comunista se llevó el pañuelo a la boca y quiso hablar sobre las próximas elecciones de junio. Se le oyeron ya sólo palabras cortadas, entre ellas: "Seguid vuestro trabajo..., id casa por casa...", fueron sus últimas -palabras.

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