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La búsqueda soviética de una mayor movilidad

Andrés Ortega

En la década de los setenta, la Unión Soviética ha ido cambiando su táctica frente a la OTAN para, en caso de conflicto, obtener mayor movilidad y capacidad de penetración en las líneas enemigas. Así, se ha desarrollado el concepto de los Grupos Operativos de Maniobra (GOM), que puede reemplazar a la idea de un ataque por escalones. Se trata de ir hacia la sorpresa estratégica y hacia una gran velocidad de avance en territorio enemigo. En cierto modo, las actuales preocupaciones de la OTAN responden a estos cambios.Un primer escalón, formado por las tropas en primera línea del Pacto de Varsovia, atacaría con fuerza y sorpresa. Una vez conseguida una brecha, por ella penetrarían los GOM para, con rapidez y evitando los grandes centros urbanos, penetrar en territorio de la OTAN, atacar su retaguardia y centros de mando y cortar sus líneas de comunicaciones, lo cual repercutiría en que la OTAN sería ya incapaz de usar sus armas nucleares tácticas y se derrumbaría su cohesión política. Cada GOM está formado por un batallón de Infantería, otro de Artillería y un tercero antiaéreo, además de una compañía de Ingenieros, todos ellos mecanizados.

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Según la ya antigua doctrina soviética, tras el ataque del primer escalón llegarían, para aprovechar la presión, las fuerzas del llamado segundo escalón. Y tras ellas, otro tercer escalón. "Los soviéticos, en los últimos 10 años, han desarrollado el concepto y los medios de unas fuerzas armadas enteramente móviles", señala un experto de la OTAN, lo que lleva a una guerra relámpago.

El soviétologo británico Christopher Donnelly piensa, sin embargo, que si la ofensiva es en un solo escalón, los planes de la OTAN contra el segundo escalón serían vanos, pues éste puede no llegar a la República Democrática Alemana hasta pasados muchos días. Ahora comienza a pensarse en la OTAN que la Unión Soviética está abandonando la idea de los escalones a favor de la guerra relámpago.

Donnely piensa que la URSS no puede permitirse una guerra larga, pues, por una parte, puede desembocar en un intercambio nuclear catastrófico y, por otra, las tensiones de la guerra podrían destruir la unidad del Pacto de Varsovia y del sistema soviético.

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