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El Continental protagoniza la mayor operación para salvar un banco en Estados Unidos

La crisis del octavo banco norteamericano y el primero del Medio Oeste, el Continental-lllinois Bank, parece aparentemente superada tras una semana llena de tensiones que ha dado lugar a la mayor operación de salvamento bancario que ha conocido la historia norteamericana. Nada menos que 7.500 millones de dólares (casi 1,2 billones de pesetas) es el precio que la gran banca y la autoridad monetaria norteamericana han pagado por mantener intacta la confianza en el sistema.

Los males inmediatos del Continental comenzaron el fin de semana del sábado 5 de mayo, cuando el comentarista de una importante cadena de televisión, desde Washington, deslizó un comentario según el cual "la Reserva Federal sólo aliviaría la presión de la política monetaria si ocurriera alguna calamidad de grueso calibre, como la quiebra del Continental Illinois". Eso fue suficiente para desatar la tormenta. Los informes, más o menos confidenciales, que a principios de la semana pasada hablaban de un desastre inminente en el Continental eran lugar común en toda la comunidad financiera y bursátil internacional.Altos directivos del banco, autoridades monetarias y el resto de la gran banca norteamericana trataban desesperadamente de restablecer la confianza en el primer banco de Chicago. El Continental, cuyos males comenzaron hace dos años al verse pillado por gran parte de la cartera mala, más de 1.000 millones de dólares (unos 150.000 millones de pesetas), en la quiebra- del Penn Square Bank, de Oklahoma, es un banco al por mayor, con un negocio muy centrado en la actividad internacional y en la financiación de grandes corporaciones industriales, básicamente las centradas en torno a Chicago-Detroit.

Tras el estallido de los rumores, las fuentes de financiación del banco se cerraron a cal y canto en todas las latitudes, mientras buena parte de su clientela empresarial tradicional comenzaba a retirar sus depósitos, grandes sumas cuya sustitución por dinero fresco era casi imposible para el banco. Aunque tales depósitos llegan a las arcas del Continental por decenas y centenas de millones de dólares, el FDIC sólo asegura hasta los 100.000 dólares (15 millones de pesetas). Temiendo la quiebra, las grandes sumas comenzaron a volar a parajes más seguros. Mientras, para hacer frente a tales devoluciones con nueva liquidez, el banco tenía que ofrecer tipos de interés prohibitivos.

Para evitar la bancarrota, el FDIC (fondo de garantía de depósitos), la Reserva Federal y la gran banca norteamericana tuvieron que instrumentar, el lunes 14 de mayo, un crédito de 4.500 millones de dólares, que pronto se demostró insuficiente para acallar los rumores y debió ser ampliado hasta los señalados 7.500 millones de dólares, a tenor del acuerdo alcanzado el jueves 17 de mayo, en la sede de Morgan. Un plan de salvamento que tanto la Reserva Federal como los banqueros privados, siempre parcos a la hora de los adjetivos, han calificado de "histórico".

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