La Banda Municipal de Madrid celebra sus bodas de diamante

En el Teatro Real se celebro el concierto conmemorativo del 752 aniversario de la fundación de la Banda Municipal de Madrid, dirigida por Moisés Davia y Carmelo Bernaola. Y si en aquel acto de 1909 todo el programa -salvo la Marcha solemne, de Ricardo Villa- era clásico (Chaikovski, Liszt, Weber, Wagner), en las bodas de diamante todo sonó en español. Desde las danzas de El sombrero de tres picos, hasta el Pichi y el Pasacalle de los nardos, de Francisco Alonso, pasando por La del manojo de rosas, de Sorozábal; la Entra da, de Bernaola; La Revoltosa, de Chapí; El Caserio, de Guridi; La Dolores, de Bretón, y La boda de Luis Alonso, de Giménez.El alcalde de Madrid presidió este espectáculo, "de honesto esparcimiento", en el que reinó la alegría popular. Y la banda, ascendida no hace mucho a sinfónica -bien merece ascensos-, tocó con espléndida brillantez, tanto a la hora de marcar el ritmo irregular del zortziko como a la de acompasar los bajos chulísimos de Las Leandras o la de divertirse con esa Entrada en la que se resume la doble biografía del compositor vasco durante años: la vanguardia y los ensayos con la banda.

Para La boda de Luis Alonso, el maestro Moisés Davia hizo subir al estrado a profesores jubilados o emigrados a las distintas orquestas para conseguir un Giménez esplendoroso, con 14 trompetas en línea de afinada sonoridad y cuatro o cinco sonajas alegrando los compases de origen popular.