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Periodista nicaragüense acusado de conspiración, comparece ante un tribunal popular antisomocista

ENVIADO ESPECIAL, El periodista nicaragüense Luis Mora, detenido el 30 de abril por las informaciones enviadas a la emisora costarricense Radio Impacto, ha sido acusado formalmente de conspiración. El sistema sandinista de televisión transmitió el pasado jueves a las 7 de la tarde una confesión en la que reconoció haber recibido dinero de la organización guerrillera Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE), que dirige Edén Pastora, para realizar pintadas, distribuir propaganda y ejecutar un atentado contra la plaza de toros de Managua.

El diario opositor La Prensa, a cuya plantilla pertenece el detenido, no salió a la calle el viernes en señal de protesta por la censura de un editorial sobre este asunto. El testimonio de Mora ante las cámaras; involucraba a los propietarios y directivos del periódico en los planes contrarrevolucionarios, llegando a afirmar que a las reuniones del consejo editorial asiste un representante de la embajada norteamericana y que a menudo lo había hecho también el ex embajador Anthony Quainton."Este tipo de declaraciones", dice el editorial censurado, "escandalizaron al mundo y hasta engañaron a no pocos hace 40 o 50 años, cuándo las purgas de Stalin o los procesos de Hitler. A estas alturas, el método se ha desacreditado". El texto termina diciendo que "un prisionero merece respeto, y para eso se hizo precisamente esa revolución".

Al día siguiente de comparecer ante las cámaras, Luis Mora fue conducido ante un tribunal popular antisomocista. En esta instancia no se menciona por parte del fiscal el motivo de su detención: las crónicas enviadas a Radio Impacto sobre protestas de madres porque sus hijos, incorporados al servicio militar, son enviados al frente de guerra. Se pasó directamente a sus contactos con ARDE.

Luis Mora admitió haber recibido el primero de enero de 1983, en San José, un total de 34.000 córdobas (casi un año de salario para un nicaragüense medio) a fin de realizar propaganda. A su llegada a Managua dijo haber redactado un panfleto titulado Alerta, de cuya distribución se encargó Maximiliano Alonso, al que pagó 6.000 córdobas. Toda su actividad proselitista se limitó a media docena de pintadas.

Después de su deciaración ante el tribunal contestó a preguntas de los periodistas. Aseguró que no se consideraba un delincuente, y que todo lo había hecho por mejorar las condiciones de su familia. Reiteró que le habían detenido por su trabajo radiofánico, y que entonces decidió confesar todo "para pedir clemencia, porque si no me meterían 10 años en la cárcel".

Para el director del diario La Prensa, Pablo Antonio Cuadra, este tipo de confesión carece de valor. Rechaza todo vínculo con las organizaciones armadas: "Hemos sido sumamente cuidadosos en no mezclar nuestra lucha cívica con nada militar. Si fuera cierto eso de que nos acusan, La Prensa ya no existiría". No oculta que varios trabajadores de la empresa se han ido del país y están combatiendo ahora, "pero otros están trabajando con el Gobierno".

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