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Osgood: "El despliegue de los euromisiles ha reforzado la cohesión de la OTAN"

Robert Osgood, académico norteamericano con una amplia bibliografía en temas de Defensa, designado por Georges Shultz para integrar el Consejo de Planificación Política que asesora al secretario de Estado en todos los temas de su competencia, cree que el despliegue de los euromisiles ha reforzado la cohesión interna de la Alianza Atlántica y estima que las relaciones actuales entre los Gobiernos aliados "son muy buenas, ya que una de las consecuencias importantes de lo que se ha llamado la crisis de los INF (Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) es que las consultas entre Gobiernos nunca fueron tan íntimas, satisfactorias e institucionalizadas como ahora".

"Lo que marchó mal en esa crisis, añade el asesor de Shultz, no fueron las relaciones entre Gobiernos, sino las corrientes de opinión pública subyacentes y el movimiento anti-nuclear organizado, con una magnitud y capacidad de impacto que cogió a casi todo el mundo por sorpresa. Si esa inversión soviética sin precedentes de dinero, hombres y todo tipo de medios para influir en la opinión pública, sobre todo en la alemana, hubiera logrado invertir las decisiones de los Gobiernos, habría tenido un terrible impacto sobre la cohesión de la Alianza. Lo más importante es que eso se ha evitado".En cuanto al camino que todavía le queda por recorrer a la doble decisión de Bruselas, Robert Osgood entiende que "en la peor de las hipótesis, si el Parlamento holandés decidiera aplazar definitivamente o rechazar el despliegue de las nuevas armas, las consecuencias más importantes e inmediatas se harían sentir en Bélgica, porque probablemente ese país tampoco desplegaría los suyos. Pero no creo, prosigue Osgood, que esa hipótesis pésima tuviera efectos en la República Federal de Alemania, en el Reino Unido o en Italia, donde, de hecho, reforzaría la determinación de seguir adelante con el proceso".

España no es indispensable

Osgood, 62 años, que fue miembro del Consejo Nacional de Seguridad bajo la Administración Nixon, hasta septiembre de 1970, y que ahora ha tomado una excedencia de dos años en la School of Advanced International Studies para colaborar con la Administración Reagan, vuelve a referirse al campo de las relaciones EE UU Europa en el seno de la Alianza Atlántica, para señalar que sobre él se harían notar las consecuencias más importantes de una eventual integración plena de España en la estructura militar de la OTAN.

"El hecho, afirma, es que EE UU y la OTAN han sobrevivido hasta ahora en ausencia de España. Habría que decir, pienso, que la contribución militar española sería importante pero marginal, e incluso no indispensable en sentido estricto. Por otro lado, las nuevas conexiones españolas con Europa a través de la OTAN y de la CEE podrían tener una enorme importancia política en los planos interno y externo, y más importancia aun en términos de las relaciones entre Estados Unidos y Europa dentro de la Alianza. En mi opinión, la europeización de España y la consolidación de sus instituciones democráticas son inmediatamente más relevantes que los aspectos militares de este tema".

"Seguro", prosigue Osgood, "que queremos que España y todos los aliados sean miembros plenamente integrados en la OTAN". Momentos antes había afirmado que es capaz de imaginar soluciones alternativas a la integración plena. "España", dijo, "no tiene la opción francesa, porque no es potencia nuclear, pero el caso de Francia nos ha enseñado mucho, y podríamos sacar partido a la pertenencia de España a la OTAN, incluso en el supuesto de que no se integre militarmente".

En relación con el referéndum proyectado en España, el asesor de Shultz opina que "cualquier vía que el Gobierno pueda encontrar para reconciliar a la oposición interna a la OTAN será provechosa".

Robert Osgood asegura, por otra parte, que la Administración Reagan no considera posible ningún tipo de retroceso en el compromiso de la defensa adelantada -contención del enemigo potencial en la misma frontera entre los bloques- ni en el de los niveles de fuerzas norteamericanas destacadas en Europa. Refiriéndose al exsecretario de Estado que recientemente pidió una reducción condicional de los destacamentos estadounidenses permanentes en Europa, el consejero del secretario de Estado actual estima que "todo lo que dice Kissinger tiende a ser interpretado como algo muy significativo, y no sé por qué eso es así". En cuanto a Robert McNamara, el critico norteamericano más duro del despliegue de los nuevos misiles en Europa, Osgood afirma que "la llamada banda de los cuatro, a la que pertenece McNamara, tiene menos influencia en el Gobierno y en la opinión pública de EE UU que el grupo de los partidarios de congelar los arsenales nucleares en sus niveles actuales".

Continuida d política de Reagan

Osgood mantiene igualmente que hay continuidad en todas las líneas de la política exterior general de Washington. "Lo que estamos, haciendo es una política de contención, y es algo que, bajo un nombre u otro, hemos hecho siempre. Desde la segunda guerra mundial, un elemento básico de la política exterior norteamericana ha sido disuadir a la URSS, por medios económicos, reforzando la seguridad de otros países, mediante la ayuda militar, mediante la disuasión nuclear, mediante la diplomacia clásica, de que puede expandir su influencia".

"No veo", prosigue Robert Osgood, "sobre qué base puede decirse que el elemento militar, por contraposición a otros medios, pesa más que antes en nuestra política de contención".

El asesor de George Shultz cita a continuación el esfuerzo de diplomacia tradicional que Washirigton desarrolla en torno al problema de Namibia y reflexiona que la doctrina Carter de despliegue rápido en el Golfo supuso una simple adaptación a circunstancias nuevas.

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