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"La paz no se hace con los viajes", dice el Papa al final de su periplo asiático

Juan Arias

"La paz no se hace con los viajes. Lo importante es que haya paz para poder seguir haciéndolos", afirmó ayer el papa Juan Pablo II en una conferencia de prensa celebrada en el avión que le traía de vuelta a Roma tras su viaje de 10 días por varios países asiáticos.En algunos momentos, Juan Pablo II ironizó con los corresponsales. A un italiano que le hacía notar que se le veía más reposado a él que a los periodistas, con ojeras, el Papa le respondió: "Porque ustedes no se iban a dormir de noche...".

"¿Por qué esta vez no ha enviado en ninguna ocasión un mensaje al pueblo chino, como lo había hecho, por ejemplo, desde Manila?" La pregunta le cogió como de sorpresa, y dirigiéndose al sustituto de la Secretaría de Estado, que lo acompañaba en este coloquio con los periodistas, le devolvió a él la pregunta: "¿Por qué no lo hemos hecho?", y el monseñor español, Martínez Somalo, respondió que esta vez no estaba previsto un mensaje a China porque el Papa no se iba a encontrar con ninguna comunidad de chinos. El Papa añadió: "Esta vez he encontrado más bien vietnamitas".

El problema humano de los refugiados

Una vez más se planteó el tema de un posible viaje a la Unión Soviética. ¿Piensa que un día le será posible ir a Moscú?, le preguntó un periodista francés. "Los rusos", dijo el Papa, "son también mis hermanos, y yo les puedo comprender, quizá mejor que otros, porque soy eslavo y nuestras lenguas se parecen. Todo dependerá de cuál sea el designio de la Providencia".Con el único periodista con quien Juan Pablo II llegó a alzar la voz, demostrando una cierta irritación, fue con el enviado del Tg-2, de la RAI-TV, Ugo D'Ascia. A su pregunta de si había planteado el problema político de los refugiados, sin dejarle acabar, le respondió: "No es un problema político". Y casi gritando continuó: "Es un problema humano, un problema humano. Los políticos tienen la obligación de resolverlo. Ustedes los periodistas intentan siempre darle sentido político a las cosas, como si todo se tuviera que resolver con la sola dimensión de la política, mientras se olvidan de que hay cosas que antes que nada poseen también una profunda dimensión humana".

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