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Un cuadro 'desaparecido' antes del robo

Aunque la escalofriante noticia de un ratero paseándose impunemente por el Ministerio de la Presidencia quite mordiente al contenido concreto del botín, el hecho concreto de que lo sustraído sea un cuadro depositado por el Museo del Prado agrava indudablemente la cuestión. Es verdad que la obra echada en falta no era ninguna maravilla, pero no están los tiempos para exigir a los ladrones una carrera universitaria y un refinado gusto estético. ¡Bastante mérito tiene el haber arramplado con lo más a mano en todo un ministerio! El problema de fondo consiste, no obstante, en que junto a obras relativamente menores hay centenares de depósitos del llamado Prado disperso que sí son de indudable interés y que carecen de las garantías mínimas de seguridad y conservación.El cuadro sustraído es un anónimo español realizado en el siglo XIX, copia del pintor italiano Jacopo Amiconi (1682-1752). Representa el lienzo un Retrato del marqués de la Ensenada, Zenón de Somodevilla (1702-1781), político y hacendista célebre de nuestro siglo XVIII. La obra fue prestada por el Museo del Prado al Ministerio de la Presidencia por una real orden de 3 de marzo de 1898 y, al parecer, salvo el traslado de la Castellana a la Moncloa, allí ha permanecido hasta ahora junto a otros 16 cuadros de la misma procedencia, de los cuales el inventario último que nuestro museo está llevando a cabo reconocía no haber podido localizar 11 (Boletín del Museo del Prado, tomo II, número 6, septiembre-diciembre de 1981, página 194).Pues bien, ¡pásmense!, porque el cuadro robado era uno de losque el equipo de investigadores del museo no logró encontrar en el Ministerio, lo que, si se confirma que la sustracción ha sido reciente, demuestra que los funcionarios de dicho organismo oficial no saben lo que tienen en su edificio. Ambas hipótesis, en cualquier caso, resultan mareantes.

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Más datos curiosos: el retrato original, del que es copia anónima española el desaparecido en el Ministerio de la Presidencia, está en el Museo del Prado, catalogado con el número 2.939, e ingresó en la colección el año 1950, adquirido por el entonces denominado Ministerio de Educación Nacional. Este original es un buen retrato de aparato, de medio cuerpo, atavíos honoríficos y fondos arquitectónicos y marinos.Como la pieza relevante que es, mereció ser incluido en la reciente exposición titulada El arte europeo en la corte de España durante el siglo XVIII, que fue exhibida sucesivamente en la Galerie des Beaux-Arts de Burdeos, en el Grand Palais de París y finalmente en el propio Museo del Prado, desde el 5 de mayo de 1979, fecha de la primera de las inauguraciones, hasta el 25 de abril de 1980, la de su clausura definitiva.Lo recuerdo para poner a prueba la memoria del lector y con el ánimo bienintencionado de que este lado anecdótico dulcifique el evidente aspecto siniestro de una historia que, más allá de la importancia del robo del cuadro a un ministro al que intentaron recientemente robar la radio del coche, pone en evidencia el puntilloso celo con que la Administración cuida el patrimonio artístico de los españoles y la propia seguridad de los miembros del Gobierno.

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