Figueiredo levanta las medidas de excepción en Brasilia
El presidente brasileño, general João Figueiredo, firmó ayer un decreto por el que se pone fin a las medidas de excepción en vigor en la capital del país, Brasilia, y en otras 10 ciudades de su región, según se anunció oficialmente en el palacio presidencial.Las medidas de excepción -previstas en principio para un período de 60 días- comprendían la suspensión de los derechos de reunión y de asociación, la censura previa de la información política en radio y televisión y el control de los accesos a la capital.
João Figueiredo adoptó las disposiciones de emergencia unos días antes de que el Congreso estudiara, el pasado 26 de abril, una propuesta de la oposición para enmendar la Constitución y permitir la elección directa, en el próximo año, del presidente de la República. La propuesta no obtuvo la necesaria mayoría de dos tercios, aunque si obtuvo una clara mayoría absoluta.
El actual jefe de Estado se ha negado sistemáticamente a esta petición, a pesar de las multitudinarias manifestaciones ocurridas en las últimas semanas en las principales ciudades del país y que han batido todas las marcas de participación en la historia de los 20 años de régimen militar.
La mayoría de los diputados presentes en la sesión plenaria del Congreso votaron a favor de la propuesta, pero ésta fue rechazada al no obtener los dos tercios de los votos precisos para enmendar el texto constitucional.
El establecimiento de la censura de radio y televisión ha provocado en estos días algunas incidencias en las que la anécdota y la lucha política se dan la mano. Jo Soares, El Gordo, el humorista más famoso del país, guardó un minuto de silencio en la hora de máxima audiencia (45 millones de telespectadores) del canal Globo. Inmediatamente después, dijo: "No hay peor sordo que el que no quiere oír".
Para marcar la imposibilidad de trabajar con libertad, la periodista de la cadena DT-TV hizo que su telediario durase el miércoles de la semana pasada tan sólo 15 segundos, los justos para dar cuenta del inminente voto de la enmienda de la oposición en el Parlamento.
La TV-Gazeta, otra emisora de televisión de São Paulo, consiguió difundir una entrevista, telefónica con un líder de la izquierda, lo que le costó el cierre de sus instalaciones durante 24 horas.
Incluso los portavoces de la mayoría gubernamental fueron censurados. Una entrevista en Globo de Nelson Marchezan, líder de la derecha en la Cámara de Diputados, no pudo emitirse íntegra.
Estos actos de desafío a las autoridades -que hasta el momento, que se sepa, no han tenido consecuencias- se inscriben en una larga tradición de resistencia a las limitaciones de las libertades en 20 años de régimen militar en Brasil.
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