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La estabilidad de la institución militar, uno de los grandes objetivos cumplidos de la revolución portuguesa, según Eanes

La estabilidad de la institución militar es uno de los grandes objetivos cumplidos por el régimen surgido de la revolución de los claveles que hoy cumple sus primeros 10 años de vida, en opinión del presidente de la República portuguesa, Antonio Ramalho Eanes, para quien "los errores fueron muchos pero nunca esenciales".En el décimo aniversario de la revolución, el general Eanes es el único de los militares de abril que todavía ejerce funciones. En la larga entrevista publicada ayer por el estatal Diário de Noticias, Eanes se muestra preocupado por justificar los aspectos más criticados por la clase política y civil de la intervención de los militares en la transición democrática portuguesa hasta la eliminación, en 1982, del Consejo de la Revolución.

Para el general Eanes, ahora en la segunda mitad de su segundo y último mandato de cinco años como jefe del Estado, la "estabilidad de la institución militar es uno de los grandes objetivos alcanzados por la revolución", y el Ejército luso está hoy "estabilizado, pacificado. Es una institución conservadora, como acontece en la mayor parte de los países, pero que sufrió un cambio profundo de las mentalidades, una revolución cultural".

Los otros aciertos son, para Eanes, la "consolidación de la democracia, al menos en el aspecto formal"; el establecimiento de relaciones correctas con África y las ex colonias portuguesas en particular, y la clarificación de la situación económica portuguesa, "aunque en este campo no se hicieron las reformas que eran necesarias".

Para Mario Soares, también largamente entrevistado por el Diário de Notícias, si la evolución de la política portuguesa ha sido positiva en los 10 últimos años y existe hoy en Lisboa un "régimen civil, democrático, pluralista y semipresidencial", se debe esencialmente al partido socialista y a su secretario general.

El actual primer ministro pasa rápidamente sobre el "papel libertador" de los militares de abril ("olvidarlos sería proceder como hizo Stalin en relación a Trotski y muchas figuras de la revolución rusa") porque para él lo más importante fue su propia lucha de 1975 contra el partido comunista y la "perversión totalitaria", personificada por los militares que ejercieron el poder de marzo a noviembre de 1975.

"La Administración Reagan ve en mí, en primer lugar, al hombre de 1975 y considera que puedo tener un papel útil para la estabilización de la democracia portuguesa, además de haber defendido siempre los valores democráticos occidentales en la Internacional Socialista, en Oriente Próximo, en América Latina y África austral", subraya Soares. Pero el tema dominante de las dos entrevistas, y que sirve de telón de fondo a las conmemoraciones del aniversario de la revolución, es el de las elecciones presidenciales de 1985. "Llegó la hora de que el jefe del Estado sea un dirigente de partido", afirma Soares, que plantea su propia candidatura. "Un presidente líder de partido tendría poderes tal vez excesivos", contrapone Eanes, que se muestra mucho más prudente y reservado cuando le interrogan sobre su futuro político.

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En una intervención de 15 minutos para anunciar y justificar su decisión de promulgar la ley sobre Despenalización de Algunos Casos de Interrupción Voluntaria del Embarazo, el general presidente tuvo la oportunidad de criticar, más que el contenido de la ley la ausencia de debate, el rechazo del referéndum propuesto, la agitación, la perturbación, las divisiones y el malestar social creados "en un momento en que otros problemas, no menos serios y urgentes, exigían de todos un esfuerzo conjunto".

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