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Tiempos de crisis para una democracia frágil

Los últimos meses marcan, sin duda, los tiempos más difíciles que el presidente boliviano, Hernán Siles Zuazo, 70 años, ha tenido que superar desde que recibió el poder de manos del general Guido Vildoso, en julio de 1982. Vildoso, que se había levantado, en agosto de 1.981, contra el triunvirato encabezado por el general Celso Emilio Torrelio, que sucedió al general García Meza, actualmente huido del país y acusado de estar implicado en el tráfico de drogas, optó por dar paso a los civiles, debido a que las presiones sociales se hacían insoportables.Pero el clima social no ha mejorado. El 16 de febrero pasado, la poderosa Central Obrera Boliviana (COB) declaró el estado de emergencia y la movilización general en todo el país, porque el Gobierno no cumple convenios suscritos. Días más tarde, Siles Zuazo perdía a tres importantes ministros -el de Comercio, Oscar Bonifaz; el de Exteriores, José Ortiz Mercado, y el de Asuntos Agropecuarios, Jorge Medina-, que dimitieron como consecuencia del enfretamiento que el anuncio de nuevas medidas de austeridad provocó en el Senado.

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El general boliviano Haroldo Pinto acusa al Gobierno de Hernán Siles Zuazo de fomentar la guerrilla

Sectores derechistas y militares nostálgicos propagaron insistentes rumores de golpe de Estado a lo largo del mes de marzo. La izquierda dio su voto de confianza a Siles, que hace 10 días incorporó a representantes del MIR en su Gobierno. Una de las primeras medidas tomadas fue la devaluación del peso en un 75%. La detección del cargamento francés de armas ha movilizado a políticos de la derecha y altos mandos del Ejército.

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