Arqueólogos españoles

El día 9 de abril se publicaba en la última página de EL PAIS un reportaje sobre el joven matrimonio A. Fernández y M. Menéndez, presentándolos como "los dos- únicos arqueólogos españoles en Oriente Próximo". Entre otras cosas, se dice en él que se les ha encomendado la excavación del ágora de la ciudad romana de Gerasa, en Jordania, y que tienen el proyecto de crear un Instituto Arqueológico Español en dicho país. En nombre de cuantos españoles venimos trabajando en las excavaciones arqueológicas de Jordania durante los últimos 22 años, le ruego me permite rellenar algunas de las significativas lagunas informativas de que adolece dicho reportaje.

1. La presencia de los arqueólogos españoles en Jordania comienza en el año 1961, con las excavaciones de las terrazas de Jiam a cargo del prestigiado profesor J. González Echegaray. Desde esa fecha hasta hoy, las campañas se han sucedido ininterrumpidamente. Los resultados de estos trabajos han aparecido publicados en cuatro volúmenes (un quinto está en prensa) y en diferentes revistas científicas de la especialidad.

2. Todo esto ha sido obra de la Misión Arqueológica Española en Jordania (fundada por don Martín Almágro Basch), institución que ha venido subsistiendo hasta 1983 con subvenciones de la Dirección General de Relaciones Culturales y del Departamento de Antigüedades de Jordania.

3. Cuando el Gobierno jordano invitó a la misión española a formar parte del Proyecto Internacional de Excavaciones Arqueológicas de Gerasa, don Martín Almagro me encomendó la dirección del equipo excavador que había de representar a España ( ... ).

4. En cuanto al joven matrimonio de arqueólogos residentes en Jordania, debo decirle que A. Fernández es, en efecto, un joven estudiante que terminó hace algo más de un año su licenciatura en Historia Antigua en la Universidad de Oviedo. No tiene cursos específicos de arqueología, y su currículo en esta materia se ciñe exclusivamente a los meses de aprendizaje mientras trabajó conmigo en Gerasa y a un mes de excavaciones de tumbas medievales en Asturias, cuando aún era estudiante. En ambos casos fue invitado por mí. María Menéndez, su mujer, no tiene estudios ni de arqueología, ni de restauración, ni de dibujo.

Ante estos datos, señor director, comprenderá mi asombro cuando en su periódico se nos informa que esta joven pareja tiene el proyecto de crear un Instituto Arqueológico Español en Jordania con personalidad jurídica propia, equiparable al American Center for Oriental Research o al Institut Français Archéologique du Próche Orient. ¡Nada más y nada menos! /