Tres mujeres y siete niños, asesinados en Nueva York mientras veían la televisión
Diez personas -tres mujeres y siete jóvenes y niños- fueron asesinadas el pasado domingo, mientras veían la televisión, en el área de Nueva York, en la considerada como la mayor matanza de la historia neoyorquina. "Toda mi familia está muerta", gritaba Enrico Bermúdez al entrar, completamente histérico, en la panadería Rossi, en la esquina de su casa, a las 19.30 horas del domingo, en el barrio de Brooklyn, en Nueva York. La policía busca afanosamente alguna pista de un crimen, del que se sospecha puede estar relacionado con el mundo de la droga.
Bermúdez, un hispano de 34 años, de profesión taxista, había salido de su casa, situada en el número 1.080,de Liberty Avenue, a las 13.30 horas del domingo. Su familia se disponía a vivir una apacible tarde del domingo -gris, fría y lluviosa- contemplando los programas de televisión.Cuando Bermúdez regresó a su hogar, al final de la tarde, sólo encontró cadáveres. Tirados en el suelo o sentados en los sofás, siete cuerpos se encontraban en la sala de estar, donde estaba puesta la televisión. Los cuerpos de otros niños estaban en las habitaciones del primer piso de la vivienda de este barrio, de clase obrera, situado cerca del aeropuerto Kennedy.
Oculta bajo las sábanas, Bermúdez encontró a una niña de dos años, la única superviviente. La niña, sin una sola herida, fue trasladada inmediatamente al cercano hospital del Baptist Medical Center. Bermúdez, de quien la policía no ha facilitado ningún otro detalle, era el esposo de una de las mujeres asesinadas. La madre de otra de las víctimas, María Pérez, lloraba desconsolada y sin poderse controlar al enterarse del increíble asesinato masivo.
En la oscuridad de la noche, bajo la lluvia, fueron llegando decenas de policías y detectives para investigar el mayor crimen de la historia de Nueva York. "Es la escena más terrible que he visto en mi vida", dijo el popular alcalde de la ciudad, Edward Koch, que acudió inmediatamente al lugar de los hechos.
Obra de profesionales
"Probablemente ha sido obra de criminales profesionales", añadió el inspector de policía Robert Burker al describir un cuadro de horror y sangre en el que había tres cadáveres de mujeres adultas y siete de otros jóvenes y niños con edades que oscilaban entre los seis y los 14 años.Las víctimas, todas ellas asesinadas de un balazo en la cabeza, no presentaban síntomas de haber resistido al criminal o a los criminales. Aparentemente fueron sorprendidas mientras miraban la televisión. La policía no encontró drogas ni aparentes móviles de robo. Una información sin confirmar hablaba de que la policía había encontrado en el piso bolsas de lactosa, que los traficantes de drogas usan par diluir la heroína.
Ayer se practicaron las autopsias y, por el momento, la policía mantiene el más absoluto silencio sobre el caso, bautizado por la Prensa neoyorquina como la matanza de Brooklyn.
La policía no ha revelado aún la identidad de las víctimas, que parecen pertenecer a más de una familia de origen puertorriqueño o colombiano. Según los vecinos, se trataba de una o varias familias hispanas que se habían instalado en el piso de la matanza y en el contiguo hace menos de dos meses, por lo que eran prácticamente desconocidas. Una mujer que había vivido en el piso hasta que se cambió, hace dos meses, a un edificio próximo manifestó que quienes ocuparon el piso eran gentes tranquilas.
"Hace 10 años, éste era un barrio muy tranquilo", dijo un vecino que, quizá por temor a las represalias, no quiso dar su nombre, siguiendo la norma de la mayoría de las personas que comentaron las escenas. "Hoy", añadió, "sólo se puede pasear por este barrio con una pistola en el bolsillo". El barrio del este de Brooklyn pasó de ser una zona de clase media a un área de población con menores recursos económicos -hispanos e italianos, en especial-, con un elevadísimo índice de paro.
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