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Los ministros de Exteriores de la CEE buscan hoy, de nuevo, un acuerdo sobre el presupuesto

Andrés Ortega

Los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE volverán de nuevo, hoy y mañana, en Luxemburgo, a intentar lograr un acuerdo sobre el tema de la contribución británica al presupuesto comunitario. El ambiente ha perdido algo en crispación con los últimos acontecimientos pero nadie se atreve en medios comunitarios a hacer pronósticos. El desbloqueo de esta cuestión llevaría a resolver las demás, incluida la ampliación a España -que debe explicar mañana su reestructuración siderúrgica- y Portugal.

Al revisar sus cuentas, la Comisión Europea, órgano ejecutivo y burocrático de la CEE, se dio cuenta, o así lo pretende, de que no necesitaba los adelantos pedidos a los diez y de que Londres no pensaba pagar. Así se ha evitado que el Reino Unido se que de fuera de la ley. Después intervino el acuerdo sobre los precios agrícolas y sobre una parte importante de la reforma de la política agrícola común, al que Londres se sumó sin dificultades.Ahora se ha avanzado. Los británicos han aceptado medir el saldo neto, que les es desfavorable, en función de lo que Londres entrega a la CEE en concepto de IVA (impuesto sobre el valor añadido), 21,3% de la CEE, y lo que recibe de las arcas comunitarias, 13%. La diferencia, para 1983, es de 1.622 millones de ECU (Unidad de Cuenta Europea), o 210.000 millones de pesetas. Londres ha renunciado, pues, a contar los aranceles de sus importaciones industriales y agrícolas provenientes de países terceros, y que los otros nueve consideran como fondos puramente comunitarios, ya que podrían entrar por un puerto alemán.

Cuando comenzó la negociación, Londres pedía una devolución de partida de 1.500 millones de ECU; los otros ofrecían la mitad. Las demandas se han aproximado, y los británicos aceptan ser un contribuyente neto a la CEE. Londres pide ahora 1.250 millones de ECU, pero los demás no quieren subir de 1.000 millones de ECU. Londres quiere, además, un sistema permanente para su devolución en los años siguientes. Los otros nueve están dispuestos a que sea un sistema que tenga en cuenta a la vez la riqueza del Reino Unido frente a la CEE y su riqueza por habitante. El sistema vendría a complementar la cifra para el primer año. De ahí para Londres la importancia de que la cifra de partida sea alta, especialmente porque su riqueza relativa en la CEE subirá con el ingreso de España y Portugal.

Los otros países han hecho sus concesiones: la rebaja se plasmaría en que Londres, al año siguiente la descontaría de su contribución por el IVA, y no llegaría, como en la actualidad, a través de complejos pagos, que dependen del Parlamento Europeo. Los otros nueve también han concedido que el sistema duraría tanto como los nuevos recursos financieros de la CEE. Éstos aumentarían fijando un nuevo techo de 1,4 puntos (frente a uno en la actualidad) de las recaudaciones del IVA. Mucho se ha avanzado. Sin embargo, persiste la duda sobre si será posible un acuerdo antes de las elecciones; directas, en junio, en toda la CEE al Parlamento Europeo.

Nueva reunión España-CEE

La Comisión Europea propondrá antes de Pascua un sistema para rellenar el agujero de 2.000 millones de ECU que se prevé en el presupuesto de este año. Y se encuentra con tremendas dificultades para fijar el anteproyecto de presupuesto para 1985. Y para ello, antes ha de resolverse el problema británico.

Pero si se resolviera, entrarían las prisas a la CEE y podría romperse el lazo, como desean los británicos, entre los nuevos recursos y el ingreso de España y Portugal. Las negociaciones con España ya van retrasadas respecto al calendario, que se fijó tan sólo el pasado mes.

Mañana habrá otra negociación a nivel ministerial entre España y la CEE. Se espera sea posible cerrar el complicado capítulo de las patentes.

La CEE, por su parte, presentará una declaración sobre las preferencias generalizadas a los países del Mediterráneo y a los de África, Caribe Y Pacífico, firmantes de la Convención de Lomé.

España presentará, en principio -si los negociadores han conseguido ultimarla-, una explicación oficial por escrito del plan de reconversión siderúrgica. A este respecto, algunas fuentes comunitarias han indicado que temen que el plan español, a pesar de los sacrificios sociales, aumente de hecho de la capacidad de producción de acero en España, mientras que la CEE reduce la suya. Los diez podrían pedir un mayor esfuerzo reestructurador.

A este respecto, los diez deben el lunes y martes dar el visto bueno definitivo al plan de exportaciones siderúrgicas españolas hacia la CEE. La firma del plan había quedado retrasada porque la República Federal de Alemania quería recibir un porcentaje menor, 34%, de estas exportaciones, mientras que los demás Estados y la Comisión le otorgaban un 38%.

Finalmente, se ha encontrado una fórmula mendiante la cual se crea una cierta cantidad de reserva, sobre la cual la Comisión decidirá en septiembre.

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