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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los técnicos forestales

Una vez más leo en las páginas de EL PAIS, del sábado 17 de marzo, un artículo del señor Varillas, ecologista ilustre, sin duda, en el que se vierten acusaciones graves hacia los técnicos forestales de este país, dentro de una campaña ya antigua de desprestigio, que considero gratuitas y erróneas, por las razones que le expongo:1. No se puede culpar a colectivos profesionales, en su mayor parte funcionarios públicos, de ejecutar la política forestal, y otra cualquiera, dictada por los Gobiernos de la nación.

2. Si realmente existen entre los gestores de los montes conductas basadas en la obtención de "pingües beneficios" personales, lo que hay que hacer es denunciarlas ante los tribunales de justicia, y no proceder a hacer la descalificación genérica, que afecta a miles de guardas y técnicos forestales de honrada y eficaz gestión cotidiana en los montes españoles.

3. En España, la superficie forestal es la mitad, aproximadamente, del territorio nacional, pero de ésta sólo un 4% es propiedad estatal, un 30% corresponde a entidades locales y un 66% es propiedad particular, de manera que en un 96% del territorio forestal la Administración Forestal del Estado, y menos aún sus técnicos, no tiene intervención directa, salvo a través de la participación en comisiones provinciales en el caso de los montes propiedad de entidades locales y posibles convenios en el caso de propietarios particulares de montes.

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4. Mientras los propietarios particulares de montes tengan que pagar impuestos, contribuciones, cuotas agrarias a la Seguridad Social, etcétera, éstos tratarán de obtener la máxima rentabilidad económica de sus predios para, por lo menos, compensar sus gastos fijos, y si el cultivo de eucalipto o pino les es más rentable que el de frondosas autóctonas, como al agricultor le renta más el maíz que el pasto natural, no se les puede exigir que soporten sus economías individuales el coste de la conservación de la naturaleza, que afecta y beneficia a toda la sociedad.

Por todo esto, el fondo de la cuestión no es responsabilidad de la gestión de los técnicos forestales, sino de los Gobiernos, que no han tenido en una acertada política forestal y ambiental la sensibilídad o voluntad necesarias para compatibilizar las necesidades económicas del medio rural-forestal con la conservación de la naturaleza. /

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