Los 'puntos negros' de Barcelona
'Camellos', prostitutas y travestidos, principales detonantes de los delitos
Según expertos policiales en seguridad ciudadana, el Barrio Chino barcelonés, situado en la parte baja, desparramado entre las calles, callejuelas y pasajes sucios y malolientes de los distritos uno y quinto, sigue siendo el principal foco de delincuencia de Barcelona, el histórico, tradicional y sempiterno punto negro de Barcelona.Dentro del propio Barrio Chino existen zonas de mayor peligrosidad. En la plaza Real, especialmente en la esquina con la calle del Vidrio, se puede comprar droga de todas clases a cualquier hora del día o de la noche. También es centro de recepción de objetos robados, que cambian de manos allí mismo por precios reventados.
Las prostitutas que ahora rondan aquella zona son espectadoras anónimas y silenciosas de todo ese tráfico de estupefacientes y de material procedente de los robos Esas mujeres suelen ser de edad avanzada. La calle de Escudillers es otra zona dominada por la actuación de las prostitutas y el tráfico de droga. Es la calle principal de un conjunto de vías repletas de pensiones donde buscan cobijo extranjeros que han entrado ilegalmente en España y yonkis buscados por cualquier delito. Esta calle se ha convertido en especialmente peligrosa en los últimos meses, y los propietarios de los bares han decidido casi unánimemente cerrar sus puertas a partir de las 21 horas.
En el Arco del Teatro, justo en frente de la plaza del Teatro y ya en la parta baja de la Rambla de Santa Mónica, se encuentra el auténtico cuartel general de la prostitución de Barcelona. Ahí se puede comprar droga de todas clases en algunos bares o a cualquiera de los camellos, que aguantan su debilidad física provocada por el caballo apoyándose en las paredes de las esquinas.
Los turistas víctimas
Unas calles más arriba, en pleno corazón de la Rambla, en la calle de Unión, decenas de travestidos y camellos se han convertido, a lo largo de los tres últimos años, en uno de los espectáculos más presenciados por los transeúntes de aquel paseo. Los travestidos, en su mayor parte argentinos y brasileños, suelen cobrar por sus servicios entre 1.000 y 2.000 pesetas, además de la habitación de la pensión donde suelen trabajar.Toda esta zona está repleta de carteristas y expertos en tirones. Los coches suelen ser desvalijados o robados. Es una zona calificada por la propia policía como "muy peligrosa". Dejando ya el Barrio Chino, la avenida de la Catedral y el Barrio Gótico, en general, se convierten con la llegada del buen tiempo en un lugar apropiado para el desvalijamiento de vehículos extranjeros.
Lo mismo ocurre junto al templo de la Sagrada Familia o en el hospital de Sant Pau, en el barrio de la Sagrada Familia, en el extremo noreste del Ensanche.
El desvalijamiento de coches se da con mucha asiduidad también en los aparcamientos del castillo y del Parque de Atracciones de la montaña de Montjuïc, donde algunas parejas son atracadas mientras se abrazan en el interior de sus vehículos.
El Ensanche y las zonas altas de la ciudad también se ven plagados de puntos negros. Hay prostitutas -"2.000 y la cama, que vale 800"- en la parte inferior de la Rambla de Cataluña. La parte norte de esa vía está reservada para los travestidos, que cobran 500 pesetas más por cada servicio. En esta zona las prostitutas ya no realizan servicios en el interior de los coches; sólo renuncian al meublé si el conductor-cliente acepta pagar 500 pesetas extra para una compañera de la prostituta que estará presente durante el trayecto en coche, con el doble objetivo de dar compañía a su amiga y protegerla con su presencia de cualquier ataque.
En la calle de Mallorca, un grupo de adolescentes, nunca superior a los diez, espera también a sus clientes. Son los chaperos. Su precio no suele nunca superar tampoco al de las prostitutas o al de los travestidos. Normalmente actúan por necesidad de dinero para comprar droga.
Otras prostitutas y travestidos actúan en zonas más dispersas: en el paseo de Pujadas, junto al Parque de la Ciudadela; en la plaza de Eusebio Güell, junto a la avenida de la Victoria, en pleno barrio de Pedralbes; en la misma parte alta de la ciudad, en la inmediaciones del Real Club de Tenis Barcelona; y junto al estadio del Fútbol Club Barcelona. Otros puntos de venta de drogas son el paseo de Nuestra Señora del Coll, en Gràcia, en la plaza de Virrey Amat, en Vilapicina, plaza de Ibiza, en Horta. Éstas suelen ser zonas algo menos peligrosas que el Paralelo, donde se registra un alto índice de pinchazos y sirlas.
Barcelona, y así lo indican las chinchetas clavadas en los mapas policiales en los puntos donde se ha cometido un delito, es una ciudad negra, donde el alto índice de delincuencia hace casi imposible el control policial. "Cuando vigilamos una zona con especial atención los camellos, las prostitutas, los travestidos o los ladrones se desplazan un kilómetro y tenemos que volver a empezar. Barcelona, además, está repleta de puntos de venta de droga que son imposibles de controlar".
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