Javier Moscoso,
ministro de la Presidencia, ha descubierto recientemente un nuevo secreto de Estado, que desconocían muchos de sus predecesores en el despacho. Al apoyarse contra una de las paredes recubiertas de madera, Moscoso estuvo a punto de caerse, y no del susto precisamente: la pared cedió y dejó al descubierto un zulo, oculto tras el muro. En el zulo, de pequeñas dimensiones y lleno de humedad, había solo una caja fuerte vacía, de la que no se ha encontrado la llave. Jamás se sospechó la existencia de una cárcel del pueblo en el propio palacio de la Moncloa.
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