Los fabricantes de bienes de equipo califican de incoherente el Plan Energético Nacional
La Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo (Sercobe) intenta realizar un último esfuerzo para que el Gobierno tenga en cuenta sus planteamientos sobre el Plan Energético Nacional (PEN), que, según todos los indicios, será aprobado por el Consejo de Ministros del próximo día 28. Para ello, Sercobe envió el pasado jueves a Martín Gallego, secretario general de la Energía, un análisis que califica al proyecto gubernamental de ser ni el más óptimo desde el punto de vista técnico y económico, ni tampoco el más coherente.
"Nos gustaría que el Gobierno tuviera en cuenta nuestro argumento antes de presentar el PEN al Parlamento, ya que pensamos que es preferible para nosotros que la controversia de "nuclear sí o nuclear no", que inevitablemente se dará en el debate parlamentario dentro de planteamientos políticos e ideológicos, impidan al Ejecutivo tomar lo que consideramos una decisión justa y racional", señala Enrique Kaibel, director general de Sercobe.Para el representante de los fabricantes españoles de bienes de equipo, en estos momentos se trata de dejar bien claro que "la energía nuclear no es de izquierdas ni de derechas", sino que su utilización en un grado más alto que el que contempla el PEN es una necesidad impuesta por el progreso". Para los técnicos de Sercobe, el PEN demuestra que la consolidación de los 7.500 megavatios de potencia nuclear en servicio son "de origen claramente ideológico y político", ya que "cierra totalmente el paso a nuevas centrales nucleares en exceso de la cifra antes indicada, aun con hipótesis de crecimiento de la demanda eléctrica muy superiores a las previstas".
En este sentido, el sector recibió con cierto alivio las palabras del ministro de Industria y Energía, Carlos Solchaga, quien sugirió hace unos días ante el Congreso que la entrada en funcionamiento de algunas de las centrales nucleares no previstas en el PEN pero que ya están en fase de construcción y finalización dependerá finalmente de la evolución de la demanda eléctrica. "Esto demuestra una mayor flexibilidad por parte del Gobierno", señala Kaibel, quien añade que, con un aumento del 3,3% de la demanda, como recoge el PEN, serían necesarios dos grupos nucleares más que los previstos para mantener la misma dependencia sobre el fuel que en estos momentos.
Inversión material
En resumen, las críticas que los fabricantes de bienes de equipo hacen al PEN se basan en que, por una parte, la inversión material -excluidos los gastos financieros-, en millones de pesetas de 1982, que se requiere para la construcción del nuevo parque de centrales hidráulicas es de 458.000 millones de pesetas, "cifra que no tiene en cuenta el coste para la economía nacional por la pérdida de producción agrícola de los terrenos de cultivo inundados por los embalses correspondientes. Con esta inversión, según el PEN, se van a producir 6.000 gigavatios anuales, "generación que es la misma que la que tendría uno solo de los grupos nucleares cuya parada se preconiza, pero cuya inversión material, en pesetas de 1982, para su terminación es de unos 80.000 millones de pesetas".A ello, según el análisis de Sercobe, se une el hecho de que es "altamente improbable" que pueda construirse el número de centrales hidráulicas nuevas que prevé el PEN, "no solamente por razones económicas, sino por razones de orden social y problemas de expropiación de vegas y tierras de cultivo". A este respecto, el informe recuerda que ahora al menos dos presas totalmente construidas no pueden llenar sus embalses por la oposición popular a las expropiaciones. "No es realista pensar", afirma Sercobe, "que en el decenio que contempla el PEN pueda instalarse una potencia hidráulica con un incremento interanual acumulativo del 4%, cuando en el decenio anterior se creció al 0,9%".
También considera el informe inexacta la afirmación de que el PEN va a generar 97.000 puestos de trabajo en función de las inversiones previstas en el período 1984-1986. "Las inversiones del PEN en el trienio 1981-1983 han dado trabajo a 130.600 personas, lo que significa que, si a partir de 1984 va a emplear 97.000, se va a producir un desempleo real de 33.500 personas", cifra que coincide con la estimada anteriormente por Sercobe como consecuencia de la paralización de los dos grupos nucleares que prevé el PEN. A esta destrucción de puestos de trabajo altamente cualificados se une, por otra parte, la consiguiente pérdida de exportaciones.
Gas natural
Sercobe critica asimismo el planteamiento del PEN de que el gas natural tiene el mismo precio que el fuel, ya que en los últimos contratos firmados el precio se iguala con el del crudo, es decir, un 15% superior. "Esto significa", asegura el citado informe, "que las cuantiosas subvenciones que requieren la promoción en el uso del gas que propone el PEN, del orden de 50.000 millones de pesetas, podrían ser aumentadas al doble, lo que haría difícilmente justificable el empeño gasista del documento, y mucho menos el propósito implícito en el mismo de quemar el gas natural en centrales térmicas convencionales transformadas".Un problema similar surge en el tema de la conversión de fuel a carbón importado de tres centrales convencionales (Burceña y Algeciras I y II) y de otras tres que no se explicitan, si la demanda de energía se situara en el 4%. Los técnicos de Sercobe consideran esta posiblidad como muy dudosa.
Por otra parte, señala Sercobe, no existe seguridad en el supuesto de construcción de 1.000 o 2.000 megavatios adicionales de centrales que quemen carbón nacional sobre el parque ya existente, dadas las reservas disponibles. Igualmente es inseguro, por razones de medio ambiente, forzar la producción eléctrica con carbón nacional.
Finalmente, Sercobe insiste en que es altamente improbable un crecimiento de la demanda del 3,3% anual acumulativo en el período 1984-1992 que el PEN toma como base. Así, por ejemplo, en el período comprendido entre el 1 de enero y el 11 de marzo de este año la producción y el consumo de energía eléctrica han experimentado incrementos del 2,26% y del 6,6%, aunque, una vez corregido el efecto distorsionador del 29 de febrero, el aumento real del consumo se situó en el 4,93%, según los últimos datos publicados por Unesa.
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