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El FMI impone a Yugoslavia una devaluación inicial del 25%

La Asamblea federal de Yugoslavia aceptó en la noche del martes, entre otras onerosas condiciones, la devaluación inicial del dinar en un 25%, a fin de obtener el aval del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la renegociación del principal de su deuda exterior, que en 1984 asciende a unos 3.000 millones de dólares, con 2.000 millones más de intereses. La moneda yugoslava, que en 1980 se cotizaba a 20 dinares por dólar, vale actualmente 123 por dólar y podría acabar en 1985 a más de 200 dinares por dólar.El total de la deuda exterior yugoslava asciende a 20.000 millones de dólares, carga abrumadora para el desarrollo de un país de 22 millones de habitantes y un producto social de unos 2.500 dólares per cápita. Belgrado ha tenido que aceptar, asimismo, la elevación gradual de sus tipos de interés hasta niveles superiores a una inflación que este año ronda el 60%. No había en Yugoslavia mejor negocio para un individuo o una empresa autogestora que endeudarse al máximo posible, salvando los gremios bancarios o administrativos.

Pero la parálisis de inversiones que acarreará la subida de tipos de interés hará muy difícil la lucha contra el paro, fenómeno que ya supera el 15% a nivel federal, siendo mínimo en las zonas más desarrolladas (la nórdica Eslovenia), pero que se eleva por encima del 20% en el subdesarrollado Kosovo. Proceso tal pone en peligro la estabilidad social. Se trata de unas peligrosas deudas contraídas en su mayoría durante los últimos años de la presidencia de Tito, muerto en 1980.

La caída del nivel de vida yugoslavo, constante desde 1980, se efectuará en 1984 y llegará hasta límites muy duros. Un traje de lana cuesta ya en Yugoslavia el salario mensual de un obrero no especializado, y dentro de unos meses, cuidando que los precios no se disparen, una chaqueta podrá costar lo mismo.

Este país fue hasta 1980 uno de los de mayor consumo de los países socialistas europeos. Pero no todos los créditos de los últimos años de Tito fueron a parar al consumo individual.

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