Los cañones 'hablaron' en Beirut, ajenos a las negociaciones de paz
Mientras que los nueve participantes en la Conferencia de Reconciliación Nacional Libanesa de Lausana intentaban ponerse de acuerdo para la proclamación solemne de una tregua, lograda in extremis anoche, Beirut vivió el lunes su peor noche de enfrentamientos desde hace un mes, con un saldo de 27 muertos (14 de ellos niños) y 107 heridos civiles.Los cañones abrieron fuego frenéticamente nada más empezar el discurso inaugural pronunciado el lunes, a las siete de la tarde, por el presidente Amín Gemayel, como si los artilleros quisiesen acallar su voz, retransmitida en directo por la radio y la televisión. El ruido de las explosiones se entremezclaba con los truenos de una fuerte tormenta, provocando un pánico indescriptible entre los habitantes de los dos sectores de Beirut que, ingenuamente, se habían imaginado que la apertura de la conferencia se acompañaría de una inmediata tregua sobre el terreno.
Cientos de miles de beirutíes residentes a ambos lados de la línea de demarcación que separa el oeste musulmán de la ciudad del este cristiano pasaron una noche de insomnio, una más, en los sótanos húmedos y a veces inundados, a la escucha de un transistor que iba informando de la evolución del bombardeo, que se alejaba o se acercaba, y que duró 16 horas.
Al ruido estremecedor de los proyectiles que se abatían sobre zonas residenciales o densamente pobladas se añadía el de los disparos de las baterías de cañones que se desplazaban por las calles desiertas, donde sólo circulaban ambulancias, y se paraban de cuando en cuando, en algún cruce despejado, para abrir fuego contra los barrios enernigos antes de proseguir su camino, sin dar tiempo al adversario a calcular la trayectoria del tiro, determinar su posición y responderle.
La noche del lunes al martes no sólo fue la peor desde hace un mes por la violencia de los combates, sino por la edad de las víctimas. Más de la mitad (exactamente 14) de los 27 muertos civiles fueron niños, y el diario beirutí en inglés Dady Star publicó ayer, en su primera página, una fotografía dramática de la pequeña Imman Ballut, de ocho meses de edad, fallecida en su cuna al lado de su otra hermana, también cadáver, Fátima, de seis años. Un poco más lejos yacía el cuerpo sin vida de su hermano Mohamed, de dos años, muerto también sin despertarse, mientras su padre, Hassan, perdió sus dos piernas, y su madre tuvo la suerte de resultar sólo ligeramente herida.
A pesar del frío con que se iniciaron los trabajos en Lausana, todos los congresistas, señalaba en su crónica el enviado especial a la ciudad suiza del rotativo libanés L'Orient-Le Jour, visten trajes claros porque los atuendos oscuros con amplias rayas blancas que se pusieron en noviembre pasado, en Ginebra, para la primera fase de la conferencia, incitaron ciertas comparaciones irónicas, por parte de la Prensa, con jefes de la Mafia. Pero, a pesar de sus trajes discretos y alegres, muchos beirutíes homologaron ayer a sus dirigentes políticos con capos mafiosos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.