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Pugna por el poder islámico en las elecciones iraníes de abril

Alí Akbar Nateq Nuri, ministro del Interior de Irán, anunció ayer en Teherán que las elecciones generales se celebrarán en todo el país el próximo 15 de abril, para elegir 270 diputados que ocuparán sus escaños durante los próximos cuatro años. Los comicios serán los primeros de este tipo que se celebran en Irán desde los del 14 de marzo y el 9 de mayo de 1980, e incluirán las votaciones en el Kurdistán, que anteriormente no tenía representantes en el Majlis, Parlamento iraní.Los candidatos, cuyo número fue de 3.300 en las anteriores elecciones, dispondrán de 23 días para desplegar su campaña. El censo electoral es de unos 17 millones de votantes que dispondrán de un representante por cada 150.000 habitantes. A las urnas concurrirán casi, en solitario partidos confesionales islámicos, cinco de los cuales han suscrito un acuerdo electoral.

Se desconoce si a los comicios acudirá nuevamente el ex primer ministro Mehdi Bazargán, líder de un pequeño grupo liberal que es la única formación de oposición moderada al régimen del imán Jomeini, cuyo liderazgo acepta.

Lo más relevante de las próximas elecciones será, en términos políticos, el resultado de la pugna interislámica entre la fracción hod-jatieh, que hasta ahora cuenta con una cincuentena de diputados, y el grupo parlamentario que se reclama seguidor de la línea del imán Jomeini, amalgamado en torno a algunos líderes del Partido de la República Islámica como el ayatollah Alí Montazeri, eventual sucesor de Jomeini como Guía de la Revolución, y los también religiosos Hashemi Rafsanjani, presidente del Parlamento, Majlis, y Abdolkarim Musavi Ardebili, presidente del Tribunal Supremo.

La fracción hodjatieh, poco conocida pero muy influyente, contaba con una asociación que fue disuelta oficialmente el pasado verano, cuando dos ministros adscritos a esta corriente política cesaron en sus cargos en el Gobierno, los ministros de Trabajo, Tavakoli, y de Comercio, Asgar Oladi.

Sin embargo, funcionarios iraníes aseguran que pese a la disolución de su asociación, las autoridades de la República Islámica de Irán, con Jomeini al frente, continúan dispensando un trato muy respetuoso a los hodjatieh, cuya influencia en el seno del poderoso bazar es muy destacada.

En un reciente discurso del imán Jomeini, pronunciado ante prominentes miembros del bazar vinculados al sector hodjatieh, el Guía de la Revolución definió como "decisivo" el papel del bazar en la continuidad de la revolución iraní. Este sector, que según funcionarios iraníes contaría en sus filas con destacadas figuras como el ex primer ministro Malidavi Kani o el ministro de Asuntos Exteriores, Alí Akbar Velayati, preconiza una observancia muy estricta del islam que simultanea con una ferviente defensa de la libertad y privacidad del comercio.

La nacionalización del comercio exterior, votada en noviembre de 1981 pero bloqueada luego por una decisión del Consejo de Vigilancia, una suerte de tribunal constitucional, ha sido, al igual que la reforma agraria, el principal punto de enfrentamiento entre los seguidores del imán, considerados como progresistas en estos aspectos, y los hodjafleh.

Las autoridades iraníes se enfrentan a las primeras huelgas organizadas en el sector eléctrico y a un malestar creciente derivado de la rigidez de la práctica de las costumbres islámicas vigentes y de la costosa continuidad de la guerra, cuya necesidad es sin embargo subrayada por todos los dignatarios. islámicos. Por ello se cree que el sector que, desde dentro del régimen, abandere la democratización iraní, ganará a la larga la batalla por la sucesión de Jomeini.

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