Los beneficios de la banca

LOS BALANCES de cierre del ejercicio pasado de las principales instituciones financieras del país -bancos y cajas de ahorro-, que han sido hechos públicos, muestran un importante crecimiento general de los resultados, a pesar de las diversas medidas correctoras que la Administración introduje, a lo largo del año pasado, en especial las dos subidas del coeficiente legal de caja que deben cubrir estas instituciones. Los responsables de estas entidades han manifestado en muy diversas ocasiones su preocupación porque estas subidas del coeficiente, necesarias para poder alcanzar los objetivos de política monetaria establecidos por el Gobierno, repercutieran negativamente sobre su cuenta de resultados. Las cifras finales, con importantes crecimientos de los beneficios antes de impuestos, han echado por la borda todos estos malos presentimientos, resultando que 1983 ha sido uno de los mejores ejercicios del sistema financiero. Los acuerdos alcanzados entre las autoridades monetarias y los responsables de las instituciones financieras para que éstas financiaran el déficit público a cambio de recibir una remuneración elevada por la inmovilización de los recursos necesarios ha permitido que los beneficios crecieran a ritmos mayores de los esperados.Es más que probable que el Banco de España haya recomendado una vez más la conveniencia de que no hubiera alegrías a la hora de repartir dividendos, y de esta forma se está apreciando en los balances presentados hasta el momento un importante crecimiento en las dotaciones para morosos y fallidos. Así, parece que las cuentas de bancos y, cajas se han hecho de abajo arriba, esto es, estableciendo primero el nivel de dividendos y ampliación de reservas voluntarias y dejando el resto del excedente a provisiones.

La realidad económica -con un volumen importante de déficit público que se intentará financiar recurriendo al ahorro interno- y los planes estratégicos de los grandes bancos han convergido en un descenso de la inversión típica bancaria. y en posiciones de mayor liquidez que les mantienen a cubierto de las nuevas elevaciones de coeficientes que están anunciadas. Todo ello ha generado importantes tensiones en la financiación de las empresas no ligadas directamente a grupos bancarios. Los representantes empresariales han denunciado la muerte financiera que puede suponer para muchas sociedades el recorte en el descuento de letras y en la concesión de créditos -por otra parte, a muy altos tipos de interés-, culpando de esta práctica bancaria a la incapacidad gubernamental de reducir el déficit público. Sin embargo, los empresarios de a pie, que dedican una buena parte de su jornada laboral al calvario de conseguir el descuento de letras, acusan directamente a la banca de la política restrictiva El presidente de la patronal bancaria tuvo que soportar recientemente un abucheo en una concentración empresarial cuando indicó que estaba allí para expresar la solidaridad de la banca con las empresas.

Pero además de la mayor remuneración obtenida gracias a la colocación de una parte creciente de sus recursos en certificados de regulación monetaria o en pagarés del Tesoro, los resultados brutos de explotación de bancos y cajas han aumentado en 1983 gracias al despegue experimentado por buena parte de los antiguos bancos en crisis y que en el proceso de saneamiento están contando con sustanciales ventajas comparativas.

La exención de coeficientes de que gozan estos bancos, unido a los acuerdos de caballeros entre los siete grandes para reducir la competencia a la hora de captar pasivo, ha desviado una parte importante del negocio bancario hacia las segundas marcas, que obtienen así una mayor rentabilidad por sus recursos ajenos, al no tener que destinar una parte creciente de ellos a cubrir los coeficientes obligatorios y gozar de los altos tipos de interés del mercado. Estos resultados positivos se destinan en su totalidad a enjugar las pérdidas sufridas anteriormente, ya que el plan de saneamiento exige la no distribución de dividendos mientras esté en marcha dicho plan.

Si en los primeros meses del ejercicio los presidentes de los bancos y cajas de ahorro elevaron sus protestas ante las decisiones de la Administración, por lo que podían suponer de merma sensible de los resultados del sistema financiero, en el transcurso del año se ha producido un acomodamiento e incluso un apoyo más o menos explícito a la actuación del Gobierno. La reforma del coeficiente de caja, discutida con los representantes de la banca, y el borrador del coeficiente de inversión han perseguido dos objetivos coincidentes: asegurar que no habrá tensiones para financiar el déficit del sector público en los próximos años, sin tener que recurrir de forma drástica al crédito exterior, y mantener unos niveles de beneficio de las instituciones privadas con los que poder presentar un sistema financiero sano, única forma de que funcione todo el entramado económico general.