_
_
_
_

La policía protegió en los trenes del Metro a 40 soldados, 110 reservistas y a los empleados que no secundaron la huelga

Los convoyes de las líneas 1, 3 y 5 del ferrocarril metropolitano funcionaron ayer entre las seis las diez de la mañana y entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche, guiados por cerca de 150 conductores que no se sumaron a la huelga, unos 40 soldados en activo y otros 110 de la escala honoraria de ferrocarriles, protegidos por más de 100 policías nacionales. Unos 500.000 usuarios, menos de la mitad que en un día normal, utilizaron ayer el metro, gratuitamente. Los 5.000 huelguistas reafirmaron en una asamblea sus objetivos de conseguir un aumento salarial del 10%, frente al 7% que ofrece la empresa, y la anulación de las sanciones a 33 compañeros y de los expedientes abiertos a otros 1.200 por incumplir los servicios mínimos en el paro del pasado lunes.

Los trabajadores en huelga pidieron en la asamblea la dimisión del ministro de Transportes, Enrique Barón, quien en una conferencia de prensa descalificó la actitud de los huelguistas por no cumplir los servicios mínimos e intentar "chantajear a los ciudadanos".La jornada de paro del Metro provocó ayer menores problemas e incomodidades para los usuarios que la del pasado 27 de febrero. Al menos medio millón de los usuarios habituales pudieron desplazarse por tres de las líneas más importantes -la 1, de Plaza de Castilla a Portazgo; la 3, de Legazpi a Moncloa; y la 5, de Aluche a Canillejas-, en las horas punta. El servicio del ferrocarril subterráneo fue complementado con el reforzamiento de 19 líneas de la Empresa Municipal de Transportes, mediante 300 autocares contratados al efecto, que también eran de uso gratuíto. La policía municipal retuvo tres autocares piratas que hacían el itinerario gloreta de Carlos V-plaza de Castilla en los que se cobraba 50 pesetas. En las calles de la ciudad, los atascos de tráfico fueron menores que en la anterior jornada de huelga.

Trabajaron 150 conductores y otras 400 personas, la mayoría de ellas reservistas de la escala honoraria de ferrocarriles y empleados que no se sumaron a la huelga, que se encargaron de los trabajos de mantenimiento. De esos 400, 30 pertenecían al Regimiento de Zapadores Ferroviarios, personal de alta cualificación que se encargó del cuidado de la electrificación y de verificar el estado de las vías.

La conducción de los trenes del Metropolitano por parte de soldados que cumplen actualmente el servicio militar y reservistas de la escala honoraria de ferrocarriles se convirtió ayer en el centro de la polémica. Miguel Vázquez, secretario del comité de empresa, militante de CC OO, afirmó en una conferencia de prensa que la militarización de los servicios mínimos y la sujeción de los trabajadores a las órdenes de la Capitanía General de Madrid "es un hecho muy grave", propiciado por un Gobierno socialista y que "atenta contra la libertad de huelga reconocida en la Constitución". Vázquez aseguró que la segunda jornada de huelga ha sido un éxito en cuanto a la respuesta masiva de los trabajadores.

ParecIda opinión sobre la militarización manifestaron las secciones sindicales del Metro de la Unión Sindical Obrera (USO), la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Federación Regional de: Transportes de UGT, que indica que "siempre ha estado en contra del decreto de servicios mínimos".

Miguel Vázquez declaró tarnbién que las sanciones de suspensión de empleo y sueldo a 33 trabajadores que no acudieron el pasado día 27 a sus puestos para cumplir los servicios mínimos "es un acto represivo inadmisible por parte de la empresa". La retirada de las sanciones y de los 1.200 expedientes incoados por el mismo motivo se ha convertido en una exigencia del comité de empresa al margen de las negociaciones del convenio, "que no se firmará, en ningún caso, mientras no sean retiradas" esas medidas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Barón: nuevos expedientes

A las diez de la mañana comenzó una asamblea de los empleados en huelga en las cocheras de la compañía situadas en la plaza de Castilla. Los oradores acusaron a los ministros de Transportes, En ríque Barón, y de Defensa, Narcís Serra, de actuar de rompehuelgas. Desde el punto donde se celebró la asamblea, más de un millar de trabajadores se trasladaron hasta el Ministerio de Transportes, en la plaza de San Juan de la Cruz, para dar desde la calle un sonoro abucheo al ministro.Prácticamente a la misma hora, Enrique Barón declaraba en conferencia de prensa que, aunque personalmente no calificaba la huelga del Metro de puramente política, "está claro que su planteamiento constituye un inaceptable enfrentamiento político" con el Gobierno. "Ésta calificación", dijo, "no es exclusiva del ministro, ya que el sindicato UGT ha coincidido en los mismos términos".

Barón señaló que constituye una "auténtica desobediencia civil y resistencia a la autoridad" la negativa a negociar los servicios mínimos", necesarios, añadió, "porque no se puede chantajear a los ciudadanos y dejar al margen la protección de los derechos de los usuarios". El ministro rechazó el argumento de los trabajadores de que se han impuesto niveles de servicios mínimos excesivos. El 80% del tráfico asegurado por el decreto ministerial, precisó, corresponde a determinadas horas y ello no quiere decir que sea ese el porcentaje de la plantilla a la que se restringe el derecho de huelga "La prueba", aseguró el ministro, "es que los expedientes incoados afectan a 1.500 trabajadores, un 25% de la plantilla, lo que significa que el 75% restante puede ejercer su derecho legítimo a la huelga".

El grupo comunista en la Asamblea de la Comunidad de Madrid hizo público un comunicado en el que niega que el conflicto tenga motivaciones políticas y considera "totalmente desproporcionada y presuntamente inconstitucional" la decisión del ministro de Transportes de remitir el tema al fiscal general del Estado.

Por su parte, fuentes de la Compañía Metropolitano desmintieron las afirmaciones del comité de empresa relativas a la inexperiencia de los soldados. Según estas fuentes, los soldados realizaron ayer exactamente el mismo trabajo que hacen normalmente en sus prácticas, por lo que la seguridad de los viajeros estuvo garantizada. De hecho, no hubo incidentes de ningún tipo en las tres líneas que funcionaron.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_