Las bolsas consolidaron sus mejoras
Pese a quien pese, lo cierto es que las bolsas españolas continuaron subiendo en las reuniones de ayer. Aunque casi nadie sea capaz de establecer razones ungidas de ortodoxia que avalen este comportamiento, aunque el Tesoro haya ofrecido sus pagarés a tres meses con un tipo de interés superior incluso al 17% y aunque los agoreros del desastre atribuyan a la directora general de la Energía intenciones aviesas e inmediatas para con los dividendos de las compañía eléctricas, lo cierto es que los mercados de acciones han mostrado una pujanza creciente, hasta el punto de que se daba la vuelta a las situaciones más comprometidas a lo largo de la reunión, mientras algunos de los responsables de los principales grupos institucionales reconsideran sus prevenciones hacia el mercado de títulos de renta variable y canalizan hacia estos activos una parte de sus abundantes fondos semilíquidos.Las empresas eléctricas continuaron constituidas en el motor del mercado, manifestando una capacidad de asimilación de las órdenes vendedoras realmente sorprendente, que corría paralela con la fe que vienen manifestando los inversores a corto plazo en estos títulos. Las posibilidades de que la próxima discusión parlamentaria del Plan Energético Nacional (PEN) establezca, aunque no sea más que de forma indirecta, las diferencias entre las distintas compañías que componen el panel del sector a nivel nacional parecen olvidadas a efectos bursátiles y se cotizan al alza prácticamente todos los valores por igual.
Con todo, ayer quienes rompieron el cuadro fueron los valores bancarios. Sus prácticamente 140.000 títulos de saldo comprador genérico resultaron un estímulo suficiente como para que se pisase a fondo el acelerador e incluso se observasen algunas solemnidades particulares, como la del Vizcaya, que con sus nueve puntos de mejora. celebraba la compra de Banca Catalana.
Por su parte, El Águila mantiene su espectáculo particular, marcando dinero sin operaciones a su límite máximo legal y dando con ello satisfacción a los incondicionales del sobresalto. Claro que para algunos otros -como se repita una historia pretérita, pero reciente- va a constituir un motivo de hilaridad importante.
Justo Iriondo Mendieta, el que ha sido maestro durante largos años de los profesionales de la información financiera, ha resuelto decir adiós a sus lectores que le fueron incondicionales durante más de 40 años. Conociendo a Justo, y por mucho que se empeñe en atribuir a su estado de salud su decisión, ésta constituye un abandono casi imperdonable. Los profesionales van a quedar sin un orientador irreemplazable, y los lectores, huérfanos de un criterio marcado por la más pura socarronería vasca, pero a la vez preñada del mejor sentido financiero. Es de esperar que quien contribuyó de forma activa a la creación de aventuras tales como La Actualidad Económica, y a quien el tiempo ha dado la razón en casi todos sus análisis, reconsidere su posición y entienda que los inversores individuales, que han venido constituyendo una de sus preocupaciones a lo largo de su dilatada trayectoria profesional, no deben verse privados de sus comentarios. En cualquier caso, el partido de fútbol en la playa y bajo la lluvia o el combate de boxeo al modo de los estilistas tradicionales es un derecho que quienes llegamos a la profesión más tarde que él reivindicamos.
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