Un Savater converso
Los últimos trabajos de Savater, en los que ha defendido las esencias patrias y los valores cortesanos, han dejado al descubierto que su discurso contra el todo no era más que un vulgar panfleto contra el otro, la bestia negra del Norte, la alimaña depredadora, el eco perturbador.Yo quiero mostrar mi asombro por su beatífica conversión a la religión del Estado, ese monstruo que tanto te horroriza, y de paso aprovechar para sugerirle un remojón en los mitos de su infancia recuperada. Por ejemplo, le alentaría a cabalgar de nuevo junto a su querido Stevenson, que redescubriera lúdicramente los tenebrosos pasadizos de Lovecraft o subiera gozoso a las nietzscheanas montañas de Zaratustra para ver si de ese modo abandona ese oscuro objeto de su pesadilla actual que es la razón de Estado. /
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