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El secreto profesional y la protección de las fuentes de información son una garantía para la democracia

El secreto profesional de los, periodistas y en general la protección de las fuentes de información constituyen una garantía para el funcionamiento de la democracia, según Thorsten Cars, ombudsman de la Prensa sueca -equivalente al Defensor del Pueblo para asuntos de prensa-, que ha viajado a Madrid invitado por la oficina del portavoz del Gobierno. Cars, juez y profesor de Derecho, de 54 años, explica que en su país, no obstante, no tiene el cometido de defender a los profesionales o ciudadanos que tengan este problema "porque, de hecho, en Suecia la ley prohíbe de forma explícita que se investiguen o se revelen las fuentes de información de los periodistas".De la formulación de la ley de Prensa sueca se deduce que las personas que colaboran en un periódico como periodistas o como suministradores de información están no sólo protegidas contra acciones legales, sino que también su identidad se vuelve inmaterial y es inadmisible como sujeto legal. Esta protección se extiende también a los empleados estatales y municipales, quienes, en consecuencia, tienen libertad para dar información a los periódicos y a otros medios, sin temor a repercusiones legales, presiones extralegales u otras formas de intimidación.

Las dos únicas excepciones a la protección legal de las fuentes de información en Suecia, según señala Thorsten Cars, son aquellos temas graves relacionados con la defensa, nacional y aquellos otros en los que se ponga en peligro la integridad de la vida privada de los ciudadanos. La defensa de las fuentes de información y la responsabilidad ante los tribunales del contenido de la publicación corresponde al director, quien, en contrapartida, tiene el derecho de decidir lo que se publica.

El Estado puede autorizar una acción legal contra los informantes -sobre todo funcionarios militares- que hayan revelado hechos contrarios a la seguridad del Estado. De la misma manera, la protección del anonimato puede ser denegada en un caso delictivo que nada tenga que ver con la libertad de expresión y en el que el tribunal entienda que la revelación de una fuente es exigida por un interés superior, público o privado. Según Thorsten Cars, en Suecia, en el caso de que un periódico publicara una sentencia de un tribunal antes de que fuera comunicada a las partes, sólo se podría imponer alguna multa o exigir otro tipo de responsabilidades al director de esa publicación si esa sentencia hubiera sido reproducida literalmente. Y sólo en este caso pueden los investigadores solicitar que el director revele sus fuentes para identificar al posible funcionario que según las pruebas o "fundadas sospechas," policiales hubiera sido el autor de la filtración.

Estas situaciones se han presentado muy raras veces en Suecia, mientras que reformas recientes han reforzado todavía más la protección de las fuentes y el anonimato de los informantes.

Defensa Ciudadana

El ombudsman de la Prensa sueca es una institución de defensa de los intereses ciudadanos contra los errores o abusos de los medios informativos, creado en 1969 por la propia Prensa "en un arranque esquizofrénico", como lo califica en clave de humor Thorsten Cars. Su independencia viene garantizada por el hecho de que lo nombran tres personas (el ombudsman parlamentario, el presidente de la Asociación de Abogados suecos y el presidente del Comité de Cooperación de la Prensa) y porque no puede ser destituido hasta que no termine su mandato. El cargo suele recaer en un abogado.El ombudsman desempeña la tarea de mediación entre el público y los periódicos, según explicó ayer Cars, en el transcurso de una conferencia que, precisamente sobre la figura que él encarna desde 1980, pronunció en el Club Internacional de Prensa de Madrid. Cualquier interesado puede protestar ante el ombudsman contra noticias o comentarios de Prensa que considere que violan sus derechos o los principios de la ética periodística. En los últimos tiempos se han registrado cerca de 400 quejas al año. De éstas, 90 fueron consideradas válidas por el ombudsman y sólo una queja no fue publicada en una revista marginal.

"Tanto el Consejo de Prensa de Suecia como la figura del ombudsman no tienen fuerza legal ni sancionadora", explica Cars, "pero las medidas de autocontrol son eficaces. No hay juicios y las condenas del Consejo de Prensa son indicativas, pero nadie quiere cargar con la vergüenza de ser recriminado en el ejercicio de su profesión".

Thorsten Cars manifiesta que ha seguido con interés las informaciones sobre el proceso al periodista español Xavier Vinader, recluido actualmente en Carabanchel, y ha explicado que este caso, considerado tan sólo desde el punto de vista de la Prensa y no desde otras instancias judiciales e incluso políticas, no habría sido posible en Suecia, ya que existe un autocontrol del periodismo que probablemente hubiera hecho innecesario este proceso, y porque la responsabilidad habría recaído sólo en el director de la publicación.

Cars pone como ejemplo de la improbabilidad de que se presente un caso como el de Vinader en la Prensa sueca el hecho de que en los últimos 25 años sólo un periodista fue condenado por los tribunales a un mes de cárcel, pero fue amnistiado poco después. Quizá el mayor secreto de este éxito haya que anotárselo "a la autodisciplina de la Prensa en un país en el que no existe censura de prensa ni restricciones a la libertad de expresión, que protege el secreto profesional del periodista y las fuentes de información y facilita el acceso a los documentos públicos".

Los órganos de autocontrol de la Prensa sueca han surgido, según Cars, como contrapartida precisamente al alto grado de libertad de expresión que existe en este país. "En las sociedades democráticas la Prensa tiene que ser absolutamente independiente del Gobierno y de los órganos estatales. Por eso ha creado sus propios códigos de comportamiento y los propios mecanismos de autodisciplina. Incluso ha ido más lejos al crear la figura del ombudsman para proteger los derechos de los lectores. El ombudsman es competente sólo en la Prensa escrita, porque los medios audiovisuales, por ser estatales, tienen otros mecanismos de control y de participación.

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