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Campaña electoral en el País Vasco

Garaikotxea, la actitud de un auténtico géminis

Con el repaso de los logros obtenidos desde 1980, pese al parón estatutario, como principal eje de la campaña, el PNV insiste en la necesidad de "seguir adelante" en la misma dirección, tras la experiencia de cuatro años de Gobierno autónomo monocolor. Influenciado acaso por los últimos sondeos, que coinciden en darle la mayoría absoluta, el PNV da prioridad en sus mensajes electorales a su reafirmación de tipo nacionalista -con la mirada puesta en hipotéticos sectores decepcionados de Herri Batasuna- sobre la necesidad de desarrollar una política de colaboración entre las fuerzas mayoritarias de la comunidad autónoma vasca. De confirmarse la tendencia electoral del sondeo publicado por EL PAIS, el PNV no se verá abocado, al menos a corto plazo, a pactar con otras fuerzas políticas para gobernar en coalición.De no haber sido el presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea Urriza, seguramente se encontraría ejerciendo su profesión de abogado y economista en su mitificada tierra, Navarra, porque es lo que le gusta. Pero la lucha por la defensa del autogobierno de Euskadi, que él imagina con la incorporación de Navarra en un plazo no muy lejano, le atrae poderosamente hasta el punto de dedicarse de lleno a la actividad política. Su conflicto permanente entre dos principios opuestos y complementarlos le ha conducido, a veces, a adoptar actitudes ambiguas y contradictorias: se diría que es un auténtico géminis.Su primer trabajo de economista, tras haberse licenciado en Derecho y Cencias Económicas en la Universidad de Deusto, regida por jesuitas, lo consiguió a los 23 años, en la fábriga Sigma, ubicada en la localidad guipuzcoana de Elgóibar. El director de la empresa era el industrial Ángel Berazadi, que, años después, sería asesinado por ETA. Cuando, más tarde, Garaikoetxea ascendió a la categoría de gerente de la empresa Eaton Ibérica, en donde demostró su talante de negociador duro con los trabajadores, compatibilizaba su puesto con la presidencia de la Cámara de Comercio) y formaba parte del Consejo Foral navarro.

Fue uno de los pioneros del movimiento de defensa de las ikastolas en Navirra, sometiéndose él mismo, hace 15 años, a los métodos más severos de aprendizaje del euskera. Observadores de su trayectoria personal opinan que Garaikoetxea comenzó a aprender la lengua vasca cuando intuyó que era un requisito indispensable para triunfar en las filas del PNV.

No tuvo responsabilidades en el partido hasta 1975, cuando ya había abandonado sus actividades empresariales para montar un despacho de abogados economistas. Dos años después ascendió a la cúpula del partido, apadrinado por Xabier Arzallus, ahora presidente, que veía en él un dirigente navarro con carisma de ejecutivo ilustrado. A partir del año en que resultó elegido presidente del Consejo Nacional del PNV, no ha cesado su carrera política: fue parlamentarlo foral navarro en 1979, presidente del Consejo General vasco y, posteriormente, presidente del Gobierno autónomo.

A pesar de la fama de duro que adquirió en la negociación que se desarrolló durante la huelga general de Pamplona en 1973, mientras él era presidente de la Cámara de Comercio, muchos analistas le han calificado como hombre dubitativo frente a la figura del presidente del PNV, Xabier Arzallus. Por contra, en temas conflictivos en el seno del PNV, como el voto de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, el referéndum sobre la central nuclear de Lemóniz o el mismo traspaso de servicios del Insalud, Garaikoetxea se ha mostrado más duro -terco, dicen algunos- que los representantes de su partido.

Escrupuloso a la hora de guardar el secreto de sus preocupaciones y sus decisiones, ha llegado a tomar iniciativas sin que sus colaboradores más cercanos tuvieran noción alguna. Se define a sí mismo como socialdemócrata; sin embargo, acepta proyectos más conservadores que los que en teoría están en consonancia con su ideología.

El plante que realizó a su partido, el pasado mes de enero, para no verse sometido a la disciplina orgánica, fue una decisión que no consultó con nadie. La crisis desatada por el PNV fue resuelta por el propio Gariakoetxea, utilizando un estilo propio de un presidente de Gobierno americano: con una conferencia de prensa pública emitida en directo por la televisión.

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