EL PAIS, antinucelar
Su editorial del pasado día 15 sobre los fallos de la central nuclear de Ascó se inscribe dentro de la reiterativa y tediosa labor antinuclearista a la que parece se han suscrito la mayoría de los medios de comunicación, y de la que su diario se ha convertido en significado paladín.Es evidente que es mejor subirse al carro de los que anuncian que ya lo habían avisado que al de los que a posteriori pregonan que hay que tomar medidas y exigir responsabilidades, y siempre es más efectista alertar a la opinión pública sobre un apocalíptico peligro potencial que reclamar culpabilidades a toro pasado por incendios en discotecas o accidentes aéreos.
Para los que vivimos a muchos kilómetros de una central nuclear, la posibilidad de una fuga radiactiva de consecuencias irremediables tiene el mismo significado que el hecho de que dos jerarcas seniles echen un pulso jugándose nuestro futuro, y además supone un riesgo menos inmediato que la neblina de monóxido de carbono que nos acompaña habitualmente o la es puma química y peces panza arriba que adornan muchos ríos españoles. Es posible que esto sea poco consuelo para los habitantes de Ascó, Cofrentes o Valdecaballeros, que no viven del trabajo que ofrecen los ogros industriales del siglo XX; pero seguro que los que sí lo hacen temen menos la fuga radiactiva que la falta de trabajo, cosa que ustedes. reconocen y que han demostrado las sagradas urnas, por lo menos en Ascó. Está claro que en los tiempos que corren es mejor nadar que guardar la ropa.
Me temo que el día en que un accidente laboral Con dos heridos leves merezca un editorial de su diario no tendrán espacio para ninguna otra información. /
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