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El rechazo sirio del plan de paz para Líbano deja a Gemayel solo y a merced de una nueva ofensiva antigubernamental

El Gobierno sirio ha rechazado el plan de paz propuesto por el Gobierno libanés, según manifestó ayer el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Saudí, el Faisal -que actúa como mediador entre Beirut y Damasco-, al término de su entrevista con el presidente sino, Hafez el Asad. El ministro saudí informó, no obstante, que estudió con las autoridades sirias "nuevas propuestas que serán transmitidas a Be¡rut". El rechazo sirio del plan de paz de ocho puntos, uno de los cuales suponía el rin del acuerdo libano-israelí de mayo de 1983, acaba con la última esperanza de supervivencia política del presidente libanés, Amin Gemayel.

Rechazado por unos adversarios musulmanes y drusos que se niegan incluso a dirigirle la palabra; criticado por su base social cristiana y abandonado por su poderoso aliado norteamericano, que le retira su apoyo simbólico -los marines y probablemente también la VI Flota-, Gemayel parece haber agotado todas sus bazas políticas, y su tambaleante poder está ahora a merced de una nueva ofensiva de las milicias antigubernamentales.La última estocada le fue dada por el régimen sirio. Un portavoz del régimen de Asad calificó de trampa el plan de paz, primeramente atribuido a Arabia Saudí, que Gemayel acababa justamente de aprobar, y cuya paternidad se apresuró inmediatamente a negar el Gobierno saudí, ridiculizando así al jefe del Estado libanés, que el viernes por la noche aseguró a la prensa norteamericana que el proyecto pacificador había sido elaborado por el rey Fahd en persona.

Al decir no a una iniciativa que, según el ministro de Exteriores sirio, Abdel Halim Jadam, "pone en pie de igualdad a Siria y al enemigo israelí", Damasco da una vez más su aval a la oposición libanesa drusa y chiita, que se negó a examinar el plan en profundidad mientras Gemayel siga al frente de un Estado libanés en plena descomposición.

Pero las críticas contra Amin Gemayel emanaron también, por primera vez, de la propia base social del presidente católico maronita cuando las fuerzas libanesas (milicias cristianas unificadas), con las que se identifica la mayoría de los cristianos, emitieron en la noche del viernes un comunicado en el que "invitan al jefe del Estado a ratificar el acuerdo firmado entre Líbano e Israel".

Sólo una personalidad política ha defendido abiertamente la decisión del presidente: su padre, Pierre Gemayel, jefe de la falange cristiana, que, por motivos familiares, toma así sus distancias con el resto de los partidos cristianos, todos ellos apegados al famosotratado libanés-israelí, que, opinan, garantiza la protección de los maronítas por el Estado hebreo.

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"El pueblo está conmigo"

Criticado por los cristianos, atacado por los musulmanes y derrotado militarmente, Gemayel, de 42 años de edad, multiplica, sin embargo, a los medios de comunicación de los países miembros de la fuerza multinacional declaraciones de un optimismo desbordante y desconectadas de la realidad, en las que sostiene que, "digan lo que digan la izquierda y la derecha, el pueblo - está conmigo", y asegura solemnemente- que "tenemos hoy grandes posibilidades de encontrar soluciones concretas que pueden salvar al país".

Ni siquiera la evolución militar sobre el terreno parece concienciar al jefe del Estado de la precariedad de su situación, a pesar de que la octava brigada, que aún le permanece fiel, ha detectado infiltraciones que podrían preceder a una ofensiva drusa contra Suk el Garb, la última localidad de la montaña aún en manos del Ejército, que defiende allí el acceso al palacio presidencial de Baabda.

A diferencia del presidente, los civiles cristianos asentados en torno a Baabda contemplan asustados los preparativos del ataque druso y huyen niasivamente hacia el norte del reducto cristiano mientras el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, espera que Gemayel logre salvar su vida.

A lo largo de la línea que separa los dos sectores de la capital, los enfrentamientos se multiplican y, por primera vez desde la conquista de Beirut oeste por las milicias musulmanas, barrios de la zona occidental, corno Museitbe y Basta, fueron bombardeados por el Ejército, con un saldo de 15 muertos y 27 heridos. También se ha registrado actividad militar en el sur de Líbano, donde, según la agencia Reuter, una columna israelí avanzó ayer en dirección a las posiciones musulmanas.

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