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La feria internacional del arte

El flequillo de Velázquez

El visitante de Arco 84 va avisado de que algunas de las superúltimas formas de creación plástica pueden romper sus esquemas formales sobre cómo se expresa el arte. Pero a veces esta autoadvertencia puede ser insuficiente y las formas y modos de las nuevas ofertas le pueden llegar a dejar perplejo.Las causas de ese soponcio pueden ser varias en Arco. Para epatar el olfato está el hedor del pimentón que se extiende por toda la planta baja gracias al ingenio seudosangriento del alemán Wolf Vostell.

Pero para dar una fuerte patada a las imágenes históricas del arte, nadie lo consigue mejor que Juan de Ribera Berenguer, quien en el estand de la galería Puchol de Valencia expone su Homenaje al realismo en tres espacios. La obra es un remedo de Las meninas donde puede sorprender desde el flequillo del propio Velázquez hasta los pasmados gestos de las infantas.

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Los chicos de La luna de Madrid han ido a Arco a impresionar por su modernismo y pasotismo y para ello no se les ha ocurrido nada mejor que convertir su puesto de venta en un preparadísimo retrete en el que los vendedores se cubren exclusivamente con un albornoz de andar por casa.

De todas formas, lo más insólito de Arco está en un elevado sector del público visitante que, en lugar de ataviarse con las tradicionales pieles, van cuidadosamente vestidos a la última moda punkie: pelos verdes y amarillos y abundancia de clavos en sus cinturones.

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